Este jueves, en un hecho caracterizado como “histórico”, los gobiernos de Líbano e Israel firmaron un acuerdo marítimo fronterizo que pretende allanar el camino para comenzar con la exploración y posterior extracción de gas en alta mar. Esto se logró a pesar del hecho de que ambos vecinos se encuentran enfrentados desde hace ya tiempo por una disputa sobre aguas ricas en gas en el Mediterráneo. 

El primer ministro israelí, Yair Lapid, firma el acuerdo que delimita una frontera marítima entre Israel y Líbano.
Fuete: Infobae

Amos Hochstein fue el mediador enviado por el gobierno de Estados Unidos para encabezar la negociación del acuerdo entre ambas partes. El mismo fue destacado por el presidente norteamericano, Joe Biden, como un “avance histórico” en la región, ya que se produce cuando las potencias occidentales buscan abrir una nueva producción de gas que les permita reducir su dependencia, y por ende, vulnerabilidad a los vaivenes del suministro de Rusia. 

En este sentido, la carta que aprueba dicho acuerdo fue firmada primero por el presidente del Líbano, Michel Aoun, en Beirut y posteriormente por el primer ministro israelí, Yair Lapid, en Jerusalén. Tras meses de negociaciones intermitentes que tuvieron su origen en el año 2020, este acto representa la primera demarcación de fronteras marítimas entre dos países que se encuentran históricamente enfrentados.

Minutos antes de la reunión que sostuvo el gabinete encargado de firmar el acuerdo, Lapid afirmó que “la firma del acuerdo por parte del Líbano, equivale a un reconocimiento de facto de Israel”, y continuó “no todos los días un Estado enemigo reconoce al Estado de Israel, en un acuerdo escrito, frente a toda la comunidad internacional”.

Por su parte, Michel Aoun sostuvo que dicho acuerdo no “no tendría dimensiones políticas o impactos que contradijeran la política exterior del Líbano”. Pero se reconoce desde el gobierno libanes, que marca el comienzo de “una nueva era” no solo en la relación entre ambos países sino también a nivel estratégico en la región.  En este punto, es importante destacar que no hubiera sido posible sin el consentimiento previo del movimiento libanes “Hezbollah”, que amenazó con atacar a Israel si empezaba a extraer gas del campo de Karish antes de llegar a un acuerdo.

El mediador norteamericano, Amos Hochstein (izquierda) junto al presidente libanés, Michel Aoun (derecha), sostienen el acuerdo alcanzado entre Israel y Líbano.
Fuente: Middle East Eye

El territorio en cuestión consta de unos 860 kilómetros cuadrados de mar, que cubre los yacimientos de gas de Karish y Qana. De acuerdo a ello, el pacto establece qué Israel podrá explotar primero, y su vecino árabe, hacerlo de forma posterior. En este sentido, el gobierno israelí otorgó a la compañía Energean el permiso para comenzar a producir gas desde Karish, un campo en alta mar que se encuentra ubicado en el corazón de la frontera entre ambos países, y que forma parte del acuerdo firmado. Mientras tanto, Líbano tendrá derechos plenos para operar y explotar el llamado embalse de Qana o Sidón, de los cuales una parte desemboca en las aguas territoriales de Israel. 

Sin embargo, hasta el momento la posibilidad de exploración sólo es tentativa. La empresa británica Spectrum realizó un estudio en el área delimitado, y estimó que las reservas de gas extraíbles en la parte que corresponde al Líbano, equivale a 25,4 billones de pies cúbicos. Del mismo modo, advirtieron que tomará tiempo para que la producción comience en aguas libanesas, lo que significa que el país no verá ganancias en el corto plazo. Ganancias que necesita para solventar la crisis económica que atraviesa hace años.

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Redacción
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