Los dos principales candidatos a la presidencia de Brasil se enfrentarán en una segunda vuelta, después de que ninguno de ellos obtuviera el apoyo suficiente para ganar en primera vuelta.

Con el 99,9% de los votos escrutados, el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva tenía un 48,4% de los votos y el presidente Jair Bolsonaro un 43,2%. También competían otros nueve candidatos, pero los principales candidatos aglutinaron el 91% de los votos de unas elecciones que marcaron la polarización de la política brasilera.

Las encuestas en el ojo de la tormenta

Lo ajustado del resultado ha sido una sorpresa, ya que los sondeos previos a las elecciones daban a da Silva una ventaja abrumadora. El último sondeo de Datafolha, publicado el sábado, daba una ventaja de 50% a 36% a da Silva. Se entrevistó a 12.800 personas, con un margen de error de 2 puntos porcentuales.

“Esta ajustada diferencia entre Lula y Bolsonaro no estaba prevista”, dijo Nara Pavão, que enseña ciencias políticas en la Universidad Federal de Pernambuco.

Las reacciones de los candidatos

En una conferencia de prensa posterior a la votación, da Silva se refirió a la segunda vuelta programada para el 30 de octubre contra Bolsonaro como una “prórroga” en un partido de fútbol.

“Quiero ganar todas las elecciones en la primera vuelta. Pero no siempre es posible”, dijo.

Bolsonaro dijo a los periodistas en la capital, Brasilia, que entendía que había “un deseo de cambio” entre la población, duramente golpeada por la crisis económica y la alta inflación. “Pero ciertos cambios pueden ser para peor”.

El presidente, que ha cuestionado repetidamente la fiabilidad de las máquinas electrónicas del país, no cuestionó los resultados del domingo por la noche, aunque dijo que estaba esperando más información del Ministerio de Defensa.

Agregó que los buenos resultados de su partido en el Congreso -ganó la mayor cantidad de escaños- podrían traer nuevos apoyos de cara a la votación del 30 de octubre.

La buena elección de Bolsonaro

Bolsonaro superó las expectativas en la región sureste de Brasil, que incluye los estados de Sao Paulo, Río de Janeiro y Minas Gerais, según Rafael Cortez, que supervisa el riesgo político en la consultora Tendencias Consultoria.

“Las encuestas no recogen ese crecimiento”, dijo Cortez.

Carlos Melo, profesor de ciencias políticas en la Universidad Insper de Sao Paulo, dijo: “Es demasiado pronto para profundizar, pero esta elección muestra que la victoria de Bolsonaro en 2018 no fue un hito”.

La administración de Bolsonaro ha estado marcada por un discurso incendiario, su puesta a prueba de las instituciones democráticas, su manejo ampliamente criticado de la pandemia de COVID-19 y la peor deforestación en la selva amazónica en 15 años.

La lenta recuperación económica aún no ha llegado a los pobres, y 33 millones de brasileños pasan hambre a pesar de las mayores ayudas sociales. Al igual que varios de sus vecinos latinoamericanos que se enfrentan a una alta inflación y a un gran número de personas excluidas del empleo formal. Brasil, ahora debe decidir de vuelta en las urnas si vira por Lula o se queda con Bolsonaro.

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Redacción
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