El pasado miércoles, la Comisión de la Unión Europea impulsó tres nuevos impuestos en todo el bloque para ayudar a pagar el préstamo conjunto de todos los gobiernos que la conforman, el fondo de recuperación Covid-19 de 800.000 millones de euros.
En principio, esta medida introducirá una tasa sobre el dióxido de carbono emitido por los combustibles para edificios y automóviles y utilizará el actual sistema de comercio de carbono de la Unión para imponer costos a los buques.
Una cuarta parte de esos ingresos por carbono también sería destinada al presupuesto de la UE, siendo de 12.000 millones de euros anuales aproximados entre 2026 y 2030.
El segundo impuesto impondría costos de carbono a las importaciones de bienes originarios de países con normas de emisiones de carbono más débiles. Tres cuartas partes de esos ingresos se destinarían también al presupuesto comunitario, siendo de 1.000 millones de euros al año entre 2026 y 2030.