Artículo en conjunto con Sebastián D'agrosa Okita 

El domingo 19 de diciembre de 2021 se celebró la segunda vuelta electoral de las elecciones presidenciales en la nación trasandina. Los comicios tuvieron como candidatos, por un lado, a Gabriel Boric (35 años), de Apruebo Dignidad, y, por el otro, a José Antonio Kast (55 años), del Frente Social Cristiano.

En una elección considerada histórica por la mayor participación electoral (54,1% del padrón) desde que el voto es voluntario, el diputado por Magallanes obtuvo más de 4.500.000 votos, lo que lo convierte en el presidente electo más joven de la historia de Chile. A su vez, este porcentaje de participación supera el registrado por el plebiscito para llevar adelante la Reforma Constitucional (50,8%). En comparación con la primera vuelta electoral, donde votaron poco más de 7.115.00 personas (47,3% del padrón), en esta segunda vuelta la cifra superó los 8.300.000 sufragantes de los 15 millones habilitados.

Estos comicios de alto voltaje político estuvieron precedidos por la primera vuelta del pasado 21 de noviembre, donde el candidato de derecha José Antonio Kast venció por estrecho margen al de izquierda Gabriel Boric. Ese margen de sólo dos puntos porcentuales tiene otro punto a desagregar y es que, entre los dos candidatos obtuvieron el 54% de los votos.

Otro punto a resaltar sobre el escenario electoral es que presentaron una fragmentación récord, extrema polarización y por primera vez en la historia ninguno de los dos pactos principales avanzó al balotaje, lo que evidencia un hartazgo de la ciudadanía por las elites políticas tradicionales, luego de las masivas protestas sociales de 2019. Por otra parte, cabe destacar que la participación electoral fue del 47,3%, menor que la registrada en el plebiscito del año 2020 (50,9%), lo que hizo más compleja cualquier estimación para la segunda vuelta electoral.

Por otra parte, hay que tener presente que, si bien hubo elecciones regionales durante este periodo, estas elecciones cargaron con una gran decisividad, en un escenario marcado fuertemente por el Estallido Social de 2019. Este acontecimiento denotó con certeza un Chile convulsionado por una gran parte de la sociedad, fuertes realineamientos políticos y un surgimiento de nuevos liderazgos a la par de la erosión sufrida por las dos principales coaliciones que gobernaron el país desde la vuelta de la democracia en 1990.

Ahora bien, un primer extracto del resultado en primera vuelta refleja que la ciudadanía chilena se inclinó por las candidaturas más polarizadas, lo que dejó por fuera de la carrera presidencial a las candidaturas más moderadas e, incluso a los partidos políticos tradicionales en Chile.

De este modo, el escenario se planteó de la siguiente manera. De un lado, Gabriel Boric, el candidato millennial, que fue presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile. En ese sentido, su alianza (Apruebo Dignidad) propone una suba de impuestos para mejorar la educación y la salud, un alza del salario mínimo, la creación de 500.000 empleos femeninos y la defensa de los derechos de la comunidad LGBTIQ+ y de las minorías étnicas, entre otras cosas.

Del otro lado se encontraba José Antonio Kast, candidato conservador que se, si bien se moderó en la antesala de la segunda vuelta, cargó con un discurso de reticencia y rechazo contra la inmigración, el matrimonio gay o el feminismo, además de tener una posición complaciente con la dictadura pinochetista. Además, fue militante durante dos décadas en la Unión Demócrata Independiente (UDI) y candidato independiente en las pasadas presidenciales de Chile.

Por lo que, durante el transcurso de las semanas entre el pasado 21 de noviembre y el 19 de diciembre, tanto el equipo de campaña de Kast como el de Boric coincidieron en el estrechamiento de la carrera por la presidencia. En este marco, un elemento que se configura como sustancial es movilizar electores. Y un interrogante significativo que dejó la primera vuelta es dónde irán a parar los votos que obtuvo Franco Parisi en primera vuelta (13%).

El rol de la Convencional Constituyente

Un elemento adicional a tener en consideración sobre la coyuntura chilena es que está teniendo desarrollo la redacción de una nueva Constitución Nacional. Ésta es llevada adelante por la Convencional Constituyente y carga con el deber de ser una vuelta de página a la Constitución pinochetista. A su vez, entre otras cuestiones a destacar se puede mencionar que su presidenta, Elisa Loncón, pertenece a los pueblos originarios (mapuche) y que la nueva Carta Magna será la primera en la historia en tener paridad de género en el Proceso Constituyente.

En ese marco, es relevante mencionar que Gabriel Boric es una figura que no solo mantuvo su postura fiel al “Apruebo”, sino que puso su capital político en sintonía con el acuerdo del 15 de noviembre del 2019. Ello conlleva a que su elección como nuevo presidente de Chile se convierta en un alivio al interior de la Convención, mirando hacia futuro los vínculos con la nueva administración.

En tanto el candidato perdedor (Kast) se erigió como la cara visible del “Rechazo”, lo que, sin dudas, generó preocupación en parte del cuerpo que conforma la Convención. Esto se potenció al provocar en reiteradas ocasiones desinformación en sus redes sociales. 

Un Congreso fragmentado

Análogamente a lo acontecido en la presidencial, la elección legislativa dejó varios cambios en Chile, sobre todo tendiente a la irrupción de nuevas fuerzas políticas por fuera de la centroderecha y centroizquierda tradicionales. 

En el Senado, los candidatos que pasaron al balotaje contaban con poco peso. Mientras que el partido de Boric (Apruebo Dignidad) obtuvo 5 senadores, a los que se suman las 3 bancas de Dignidad Ahora y las 2 de Ecologista Verdes, la derecha tendrá sumadas sus diversas expresiones de mayoría absoluta. Estas se concentran en las 24 bancas de Chile Podemos +, al que se suma 1 banca obtenida por el Frente Social Cristiano. Operativamente, esto le permitiría intentar bloquear la agenda que imponga la Convención Constituyente.

En tanto que en la Cámara de Diputados, existe una profusión de bloques parlamentarios que impide un control efectivo por parte de una coalición ideológica, aunque la izquierda radical y la centroizquierda unidas podrían eventualmente alcanzarlo. En ese sentido, mientras que Apruebo Dignidad obtuvo 36 bancas, 1 por debajo de Nuevo Pacto Social, el pacto encabezado por el candidato Kast se hizo con 15 escaños. Por su parte, Chile Podemos + tendrá hasta el 11 de marzo 53 bancas. Por último, el tercer puesto que obtuvo Franco Parisi por el Partido de la Gente le permitirá llegar a esta cámara con 7 legisladores.


Resulta imprescindible, entonces, que el Presidente electo conciba el consenso como la tarea prioritaria a llevar adelante en su mandato. Tarea compleja pues, ante el escenario expuesto anteriormente, y la radicalización del clima político, que se presenta polarizado.

Las claves de lo que fue el último Debate presidencial

En la semana previa a los comicios, un evento que adquirió considerable expectativa fue el debate presidencial protagonizaron José Antonio Kast y Gabriel Boric. En la antesala de dicho cruce, el candidato del Pacto Apruebo Dignidad estaba posicionado como eventual ganador, según los sondeos que trascendieron de las consultorías políticas. Motivo por el cual, en el mano a mano que tuvo lugar el 13 de diciembre, ambos tornaron más moderado el discurso, con el objetivo de atraer al electorado del centro.

En el debate, los temas ahondados fueron gobernabilidad, salud, cultura, seguridad, narcotráfico, impuestos, pensiones y el manejo de la emergencia sanitaria por la pandemia del Covid-19.

En lo que refiere al ultraderechista Kast, manifestó reiteradamente durante el cónclave su posición de mano dura contra el delito y lo que consideraba “terroristas” refiriéndose a los grupos mapuches radicalizados, al tiempo que acusó a Boric de ser un asiduo consumidor de drogas y de que sería dominado por el Partido Comunista. No obstante, el candidato de izquierda sorprendió a su rival mostrando un test antidrogas negativo. Boric asimismo cuestionó a Kast por su posición histórica contra los controles sanitarios, los feminismos y la ayuda social.

La elección en el exterior

En lo que respecta al desarrollo de los comicios en el exterior, lo primero que se debe tener presente es que desde el 2017, la ciudadanía chilena residente en el extranjero tienen derecho a participar en las elecciones nacionales. Al respecto, se contabilizaron 33 de los 65 países habilitados para el ejercicio del deber cívico

En este sentido, Gabriel Boric triunfó en las votaciones de la ciudadanía chilena con residencia en Francia, España, Alemania, Japón, Nueva Zelanda y Corea del Sur. Un dato particular con respecto a la primera vuelta electoral es que en Oceanía, la participación electoral de los residentes aumentó en un 22%, según la agencia ANSA.

Mientras que el candidato del Frente Social Cristiano, José Antonio Kast, se impusó en China, Israel, Singapur y el Líbano, según el conteo de votos hechos en los locales de votación.

Un caso singular para Kenia, donde los electores habilitados (10) repartieron sus votos de forma igual para los candidatos chilenos, lo que derivó en un 50% para cada uno.

El encuentro post resultado electoral

Luego de conocerse los resultados electorales, que denotaron la irreversibilidad de las tendencias, José Antonio Kast no sólo felicitó al candidato vencedor públicamente, sino que se dirigió a la sede del equipo de campaña de Gabriel Boric. Allí mantuvo una reunión privada con el presidente electo, la cual duró aproximadamente 15 minutos. Según catalogaron los medios de la prensa local, la reunión se mantuvo en un ambiente “cordial”

Acabo de hablar con Gabriel Boric y lo he felicitado por su gran triunfo. Desde hoy es el presidente electo de Chile y merece todo nuestro respeto y colaboración constructiva. Chile siempre está primero”, escribió Kast en su cuenta de Twitter.

Reflexiones Finales

Concluyendo, se puede afirmar que el escenario que enfrenta Chile es complejo. Cuando asuma el poder el próximo 11 de marzo, el mandatario electo Gabriel Boric deberá seguramente atenuar aún más sus posturas de izquierda en búsqueda de consensos. Esto se debe a que su coalición posee escasas bancas en el Congreso chileno, pero también a que la suma de todos los pactos de izquierda sumados no alcanzan a controlar las dos cámaras legislativas. En pos de la gobernabilidad, será interesante observar la dinámica del juego entre el Ejecutivo y el Legislativo.

Otra clave será el poder de contrapeso de la derecha en el Senado: si ante la derrota electoral, sus diversas facciones confluyen en votación unánime o si por el contrario, algún grupo decide asumir una actitud negociadora con los alfiles legislativos de Gabriel Boric.

Y sin dudas la Convencional Constituyente ha visto su poder real incrementado notoriamente con la elección del izquierdista. Es que un gobierno de Kast hubiera supuesto un juego constante de fuego cruzado, mientras que la administración Boric garantizará volumen político a una Constitución -que sus defensores afirman- será la más progresista y vanguardista del globo.

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Brian Zini
Licenciado en Relaciones Internacionales con beca de la Universidad Torcuato di Tella con beca por mérito académico. Voluntario de Asuntos Públicos en CIPPEC.

2 COMENTARIOS

  1. “mientras que la administración Boric garantizará volumen político a una Constitución -que sus defensores afirman- será la más progresista y vanguardista del globo”

    mmm…las aberraciones que se han hecho y se siguen haciendo en nombre del “progresismo” me llevan a pensar que Chile ha iniciado su cuesta abajo.

    Espero equivocarme, pero en vista de lo que el “progresismo” viene haciendo, veo a Chile cayendo al mismo nivel que Argentina…

  2. Felicitaciones al pueblo chileno y a su nuevo presidente electo. Boric en algún punto es la expresión electoral de un mayoritario descontento con el modelo económico y social imperante en Chile y que tuvo su máxima expresión con el histórico y valiente estallido popular de 2019 y la enorme conquista alcanzada materializada con la apertura de un nuevo proceso constituyente.

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