La captura del líder del Clan del Golfo Dairo Antonio Úsuga David, alias Otoniel, no solo significó dar con el narcotraficante más buscado de Colombia, sino también con la cabeza de la estructura armada ilegal más grande del país.

Los golpes contra la organización ya venían sucediéndose en febrero de 2021 con la muerte del principal socio de Otoniel, alias Marihuano en una operación de las fuerzas de seguridad. Asimismo, se había logrado asestar un golpe certero al corazón financiero de la organización con la captura de John Freddy Zapata, alias Messi, el encargado de lavar el dinero del grupo criminal armado.

Al mismo tiempo, el vacío dejado por la aprehensión de Otoniel plantea nuevos desafíos a futuro en relación al posible sucesor y heredero del trono del Cartel del Golfo. Hasta ahora el candidato más fuerte pareciera ser Jobanis Ávila Villadiego, más conocido como Chiquito Malo, tercero al mando de la organización (luego de Marihuano y Otoniel).

Este no es un dato menor dado que para la Unión Europea para la Cooperación Policial (Europol) es considerado como el principal coordinador de los cargamentos de cocaína del clan a Europa a través de los nexos establecidos con el Cartel de los Balcanes; una estructura delincuencial especializada en un muy buen articulado sistema de redes de distribución de narcotráfico.

La mafia de los Balcanes ingresa a Colombia y a los países de Latinoamérica de la mano del bosnio Edin Gacanin, alias Tito. El denominado Pablo Escobar de Europa y líder del Cartel de los Balcanes ha logrado que la provisión de cocaína al viejo continente siga en ascenso incluso durante los tiempos de pandemia.

De más está decir que como piezas de este sistema de redes también forman parte los carteles de Brasil y Argentina. En nuestro país, el crimen organizado transnacional encuentra terreno fértil en el alto grado de porosidad que presentan las fronteras ante la ausencia de políticas de seguridad concretas y la casi inexistencia de un debido monitoreo sobre las vías fluviales.

En efecto, la organización Balcánica irrumpió en Argentina por medio del conocimiento previo que poseen las estructuras criminales brasileras como el Primer Comando Capital (PCC) o el Comando Vermelho sobre la zona de la Hidrovía en estrecha asociación con los clanes familiares de las provincias de Formosa y Corrientes en el norte argentino.

De esta manera, la rearticulación del tráfico de cocaína de Sudamérica hacia Europa durante la pandemia se dio a través de la Hidrovía Paraguay – Paraná como resultado de una extensa red de alianzas integradas por los grandes carteles de drogas colombianos como el Clan del Golfo, las mafias de los Balcanes comandadas por Tito y los pequeños clanes familiares de Argentina.

Todo esto nos lleva a reflexionar sobre las capacidades de adaptación, transformación y supervivencia que poseen las organizaciones criminales en América Latina. La captura de Otoniel en Colombia no significa el fin de las actividades del Clan del Golfo, sino una oportunidad de reforzar la cooperación con otras estructuras delincuenciales como las que conforma el Cartel de los Balcanes.

Al mismo tiempo, las mafias de los Balcanes se han constituido como los controladores de las vías aéreas y fluviales hacia Europa por medio de una extensa red de alianzas que incluyen  desde grandes organizaciones como el PCC que se desempeñan como facilitadores hasta los pequeños clanes familiares del norte argentino.

En este contexto, es necesario remarcar la importancia de la cooperación internacional en la lucha contra el crimen organizado. Ante la ausencia de la misma, las organizaciones criminales encontraran la manera de adaptarse a las circunstancias justamente acudiendo a la cooperación y al entramado de alianzas con otras organizaciones en la búsqueda de aquellos lugares donde disminuya el riesgo y los costos operacionales.

En resumen, en la dinámica propia del tablero mundial del narcotráfico y la reconfiguración constante de las rutas de la cocaína hacia Europa, países como Argentina y Brasil tienden a sumar una mayor relevancia geopolítica.

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Damián Gariglio
Licenciado en Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Master en Estudios Internacionales de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), Miembro de la Global Initiative against Transnational Organized Crime (GI-TOC), Asesor en Desarme Humanitario en Campaña Colombiana contra Minas Antipersonales (CCCM)

2 COMENTARIOS

  1. La Hidrovía debería ser controlada rigurosamente para que nos pasen toneladas de drogas frente a las narices de las autoridades argentinas.

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