Por María Solana Ledesma miembro del Observatorio Universitario de Terrorismo

A principios de junio del presente año se recibió la noticia de que el entonces líder de Boko Haram, Abubakar Shekau, había muerto tras un enfrentamiento con la facción dependiente de Estado Islámico, ISWAP. Estos últimos le habían dado “caza” al líder y finalmente, viéndose atrapado en el bosque de Sambisa que hasta entonces había sido su principal refugio, se inmoló accionando un chaleco explosivo.

Shekau, había sido dado por muerto en una infinidad de ocasiones y, sin embargo, reaparecido vivo poco después. Mantuvo su liderazgo durante más de una década y emprendió violentos ataques y secuestros masivos que lo posicionaron en el foco de la prensa internacional. Fue también motivo de importantes escisiones de la organización (Ansaru e ISWAP) por su gran violencia contra población civil, incluida musulmana. 

Qué consecuencias tendría la muerte de Shekau era una pregunta que muchos, tanto civiles como militares y analistas, se hicieron una vez confirmado el hecho.

Recientemente, se han sucedido numerosas rendiciones de exmilitantes que han sorprendido a las autoridades, no sólo en Nigeria sino también en Camerún. Incluso, se asistió al sorprendente regreso a casa de una de las niñas secuestrada hace siete años en Chibok. Pero todo esto lejos está de significar el fin de la violencia en la región. 

Para entender el fenómeno debe considerarse el rol de dos actores: primero, las autoridades y fuerzas de seguridad y, segundo, el de ISWAP como facción enemiga. 

Las fuerzas de seguridad y, fundamentalmente, la “Join Task Force” formada por militares de varios países vecinos, continuó emprendiendo ataques en áreas controladas por BH en el norte del país, más específicamente en Borno, que ayudaron a incrementar la vulnerabilidad y exposición que la agrupación ya experimentaba tras la muerte de su líder. Además, en medio de esa vulnerabilidad y debilidad, el ultimátum que ISWAP lanzó a los antiguos generales de BH y su llamado a unirse o prepararse para la persecución se tradujo en que muchos exmilitantes prefirieran rendirse y regresar masivamente a sus aldeas porque, con la ausencia de Shekau, ya no podían satisfacer ni siquiera sus necesidades diarias. 

Todo esto, se traduce en una serie de proyecciones.

Lo que la región vive hoy es, en definitiva, un escenario complejo de reorganización de fuerzas y liderazgos que no significa el fin de la violencia sino, al contrario, una breve tregua antes de la reactivación. Esto ya se demostró con los datos recolectados en los últimos meses por el Observatorio Universitario de Terrorismo que muestran una baja de los atentados en Nigeria pero importante actividad en Níger y movimiento en Camerún, país en el que ISWAP tenía poca presencia y, según parece, busca ganar posiciones negociando con antiguos comandantes de BH.

Los Estados afectados se enfrentan a grandes retos: primero, el cómo controlar la violencia que no sólo viene de ISWAP sino también de los bandidos que asolan la región. Segundo, cómo lograr la reinserción y desradicalización de los militantes y las familias que en masas regresan a sus antiguas aldeas. Tercero, cómo lidiar paralelamente con la enorme crisis humanitaria y proteger a la gran cantidad de desplazados que los enfrentamientos entre militares y BH dejó en estos últimos años

Finalmente, aunque ISWAP suele no enfocar sus ataques en las comunidades, esto puede cambiar cuando se sospecha que una comunidad colabora con agentes estatales. La acción rápida, conjunta y multilateral de los gobiernos será fundamental para evitar que tras esta tregua el terrorismo, nuevamente, consolide su poder y presencia. 

Ledesma María Solana: Investigador Grupo de Análisis de África OUT

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Observatorio Universitario de Terrorismo
El Observatorio Universitario de Terrorismo se presenta como un espacio que aspira a fomentar el análisis del terrorismo; a abrir el debate y la reflexión sobre el fenómeno en los claustros universitarios y, también, a instalarlo en los medios de comunicación. Se trata de un equipo interdisciplinario de más de treinta personas, entre estudiantes y jóvenes egresados. Se enmarca en el Departamento de Seguridad y Defensa del Instituto de Relaciones Internacionales (IRI) de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y es parte también del seno del Consejo Federal de Estudios Internacionales (CoFEI). Está dirigido por la Mg. Patricia Kreibohm y coordinado por la Lic. Jessica Petrino. Consultas: out@iri.edu.ar | Redes (Facebook, Twitter, Instagram, Linkedin) @outerrorismo

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