Por Juan Martín Fernánez Quintero miembro de Politólogos al Whisky

A principios de octubre, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) revocó la acreditación de ocho diplomáticos rusos que trabajaban en la misión permanente de Moscú ante la alianza militar intergubernamental, con sede en Bruselas, Bélgica, por supuesto espionaje. Ante esta acusación, desde el Kremlin prometieron una repuesta y este lunes, efectivamente, la hicieron efectiva: desde noviembre, Rusia retirará el resto de su representación ante la Alianza Atlántica y cerrará las oficinas del organismo occidental en su país.

“En respuesta a las acciones de la OTAN detenemos las actividades de nuestra representación permanente ante la Alianza, incluyendo el trabajo de nuestro principal representante militar, a partir del 1 de noviembre”, declaró en conferencia de prensa Serguéi Lavrov, ministro de Relaciones Exteriores de Rusia.

Según las autoridades de Moscú, la Alianza Atlántica, actualmente compuesta por 30 países de ambos lados del océano, “no está interesada en ningún diálogo en igualdad de derechos ni en ningún trabajo conjunto”. Por tanto, desde el país presidido por Vladímir Putin no ven “la necesidad de continuar actuando como si fuese posible un cambio en el futuro”.

Ante esta drástica medida, que agrava todavía más las tensas relaciones entre ambos actores, Oana Lungescu, portavoz de la OTAN, exclamó: “Tomamos nota del comentario del ministro, pero no hemos recibido ninguna información oficial sobre estas cuestiones”.

De este modo, a partir del 1 de noviembre, en caso de efectuarse la salida, los representantes de la alianza militar intergubernamental deberán dirigir sus dudas y consultas a la Embajada rusa en Bélgica, que se encargará de los asuntos urgentes.

Desde 2014, cuando Rusia se anexó la península de Crimea de Ucrania, el vínculo con la Alianza Atlántica se tornó cada vez más complicado: se suspendió la cooperación práctica entre ambos y el Consejo OTAN-Rusia, principal foro de diálogo, se reunió en muy pocas ocasiones. Ahora, con este último desentendimiento, la ruptura es casi total y quedan muy pocos canales de conexión. ¿Cómo continuará el vínculo?

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