El noreste de España está atravesando hace algunas semanas un incendio forestal que se salió de control a unos 100 kilómetros de Barcelona. Las llamas destruyeron 1.300 hectáreas de bosques y tierras de cultivo, generando una situación crítica en la región de Cataluña y en el Parque natural del Cap de Creus. Además, se han tenido que desalojar poblaciones ante el avance del fuego.

Uno de los incendios se declaró en Ventalló, afectando unas 50 hectáreas. De todos modos, los bomberos lograron estabilizarlo, aunque todavía no se terminó de extinguir. Sin embargo, el otro foco, declarado en la Tarragona, avanzó sin poder ser frenado, quemando más de 1.200 hectáreas. Debido a ello, la Generalitat solicitó ayuda al Estado para luchar contra el fuego iniciado en Tarragona, que según los Bomberos tiene potencial de dañar hasta 5.000 hectáreas por las condiciones climáticas.

Durante su intervención en el parlamento, Joan Ignasi Elena, conseller de Interior, hizo un llamado a la prudencia ante los incendios y criticó la “irresponsabilidad extrema” de parte de la ciudadanía. Añadió la importancia del trabajo de los medios aéreos y de los bomberos, así como de Protección Civil y concluyó su exposición afirmando: “Nos encontramos en un verano muy complicado con una climatología que acompaña a los incendios”.

Por su parte, el presidente del Gobierno catalán, Pere Aragonés, habló con el jefe del Ejecutivo español, Pedro Sánchez, sobre esta catástrofe ecológica. Del mismo modo, su agradecimiento en los medios ha sido mal visto y criticado por el grupo secesionista catalán.

“La situación no es normal. Hemos tenido que activar el plan Infocat en fase de emergencia, que hacía años no se daba por la simultaneidad de los incendios, dos importantes en fase activa y con potencial, nos ha hecho redoblar esfuerzos y recursos”, explicó el jefe de Bomberos de la Generalitat, David Borrell.

El fuego obligó a desalojar el sábado por la noche a unas trescientas personas de la zona. Mientras que, el domingo por la tarde ya fueron quinientos el total de vecinos desalojados ante el avance del incendio, entre ellos los ocupantes de una casa de colonias donde había unos 40 menores.

En lo que respecta al origen del incendio, la principal hipótesis es que no sea intencionado, sino provocado por alguna negligencia o debido a un accidente. Entre las causas más probables se encuentra una colilla mal apagada arrojada a la carretera por el ocupante de un vehículo o un chispazo generado por el motor de un automóvil o maquinaria o por la rozadura de un neumático sobre el asfalto.

La naturaleza europea, amenazada

El Centro Común de Investigación de la Comisión Europea elabora un Informe Anual sobre Incendios Forestales en Europa, Oriente Próximo y África del Norte. De su 20ª edición se extrae que España, Portugal y Polonia fueron los países miembros que registraron mayor cantidad de incendios en 2019. En total, en Europa más de 400.000 hectáreas de reservas resultó afectado, siendo un número récord de espacios naturales protegidos.

Por otra parte, tuvieron especial incidencia en las áreas de la red Natura 2000, ya que los incendios arrasaron 159.585 hectáreas de estas extensiones claves de la biodiversidad europea, casi la mitad del total siniestrado.

Otro dato a destacar es que el Servicio de Gestión de Emergencias del programa europeo de satélites Copernicus se activó un total de 35 veces, un máximo registrado en un mismo año hasta la fecha.

Por lo que, la Comisión Europea creó una flota de once aviones de extinción de incendios y seis helicópteros alojados en todos los Estados miembros en el marco del sistema rescEU. Las nuevas directrices tienen como objetivo lograr una mejor comprensión de la prevención de estos incendios y respuestas eficaces.

Así lo expresó el comisario de Medio Ambiente, Océanos y Pesca, Virginijus Sinkevičius: “Los incendios forestales constituyen una amenaza para los bosques, que albergan el 80 % de todas las plantas y animales conocidos de la Tierra. Las nuevas directrices de la Comisión indican medidas de prevención basadas en la buena gobernanza, una planificación adecuada y una gestión eficaz de los bosques y las fuentes de financiación de la UE. La inversión en prevención es fundamental. Al mismo tiempo, debemos estar seguros de tener la capacidad de respuesta cuando se produzcan incendios. Es ahí donde el Centro de Coordinación y Respuesta a Emergencias de la UE desempeña un papel clave“.

Por lo que, se decidió mantener dos reuniones al año con Estados miembros de la UE y terceros países sobre prevención de incendios forestales para poner experiencias a disposición de todos. Uno de los resultados de estas reuniones son las nuevas directrices sobre la prevención de incendios forestales terrestres. En este marco se encuadra la estrategia forestal de la UE. Abordará las prioridades claves y reforzará la capacidad de la UE para predecir, prevenir y gestionar catástrofes naturales y climáticas.

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