Por Juan Martín Fernández miembro de Politólogos al Whisky

Luego de la polémica de la semana pasada en torno a la abstención argentina en una votación de la Organización de los Estados Americanos (OEA) por la presunta violación de derechos humanos en Nicaragua, este lunes, la Casa Rosada, en una movida diplomática en conjunto con México, decidió llamar “a consultas” a su embajador en ese país. El comunicado, emitido por el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, representa un importante giro en cuanto a la postura de Argentina sobre el gobierno de Daniel Ortega.

El martes pasado, diferenciándose de sus socios del Mercosur y otros países de peso en el continente como Colombia y Estados Unidos, la administración de Alberto Fernández optó por no apoyar un documento que pedía “la inmediata liberación de precandidatos presidenciales y de todos los presos políticos de Nicaragua”. Si bien la resolución obtuvo 26 votos positivos y, de todas formas, resultó aprobada, las posiciones tanto de Argentina como de México -que también se abstuvo- fueron definidas por Washington como una “decepción”.

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No obstante, al parecer, Fernández y Andrés Manuel López Obrador, presidente mexicano, tenían guardada una carta bajo la manga. Ambos mandatarios, ideológicamente en la vereda de enfrente que Luis Almagro, secretario general de la OEA, buscaron llevar a cabo un llamado de atención por su lado. De este modo, ambos países acordaron emitir un comunicado oficial a la misma hora expresando su preocupación por las “acciones políticas-legales realizadas por el gobierno nicaragüense en los últimos días que han puesto en riesgo la integridad y libertad de diversas figuras de la oposición”.

“Los gobiernos de la República Argentina y México informan que el día de hoy instruyeron a sus embajadores en la República de Nicaragua, Mateo Daniel Capitanich y Gustavo Alonso Cabrera Rodríguez, respectivamente, a trasladarse a sus respectivas capitales”, comenzó diciendo el comunicado. Y añadió: “Argentina y México se mantendrán atentos a la evolución de los acontecimientos relacionados con la hermana República de Nicaragua y seguirán promoviendo inequívocamente el pleno respeto y promoción de los derechos humanos”.

Desde su asunción en 2019, Fernández, junto al canciller Felipe Solá, han priorizado una política de no intervención en cuanto a los diversos conflictos alrededor del continente. De hecho este fue uno de los motivos por el que Argentina se retiró del Grupo de Lima, con una postura mucho más crítica sobre Nicolás Maduro, presidente de Venezuela. En la misma línea, el comunicado sobre Ortega reitera la “disposición plena para colaborar constructivamente en la promoción del diálogo para que sean las y los propios nicaragüenses quienes superen esta situación por la vía pacífica.

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