El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, contraatacó el jueves a un acuerdo de sus adversarios políticos para un gobierno de partidos de izquierda, centro y derecha destinado a desbancarle. Netanyahu, que se enfrenta a la posibilidad de poner fin a sus 12 años como primer ministro, dijo en Twitter que “todos los legisladores elegidos por los votos de la derecha deben oponerse a este peligroso gobierno de izquierdas”, y apuntó a la histórica participación árabe en la coalición.

El líder derechista lanzó el ataque en las redes sociales un día después de que el político centrista Yair Lapid anunciara, unos 35 minutos antes de la fecha límite del miércoles por la noche, que había logrado formar una coalición de gobierno.

Según el acuerdo, el nacionalista Naftali Bennett, de 49 años, ex ministro de Defensa, se convertiría en primer ministro y cedería el puesto a Lapid, de 57 años, ex presentador de televisión y ministro de Economía, en unos dos años.

La sesión parlamentaria, en la que el gobierno puede ser aprobado por una mayoría simple de legisladores, podría estar a unos 10 días de distancia, lo que deja un ligero margen para que Netanyahu, el líder más longevo de Israel, pueda torcer el brazo.

El acuerdo de coalición culminó unas elecciones del 23 de marzo en las que ni el partido Likud de Netanyahu y sus aliados ni sus oponentes obtuvieron la mayoría en la legislatura. Fue el cuarto escrutinio nacional de Israel en dos años.

La formación gobernante se compone de un mosaico de pequeños y medianos partidos de todo el espectro político, incluido, por primera vez en la historia de Israel, uno que representa a su minoría árabe del 21%: la Lista Árabe Unida (UAL).

Los miembros del posible gobierno tienen poco en común, aparte del deseo de derrocar a Netanyahu, que también está siendo juzgado por cargos de corrupción.

La lista incluye al partido Yamina (Derecha) de Bennett, el centro-izquierda Azul y Blanco, encabezado por el ministro de Defensa Benny Gantz, los partidos de izquierda Meretz y Laborista, el partido nacionalista Yisrael Beitenu del ex ministro de Defensa Avigdor Lieberman y Nueva Esperanza, un partido de derecha encabezado por el ex ministro de Educación Gideon Saar, que se separó del Likud.

Los analistas políticos esperan que Netanyahu intente recoger lo que uno describió como “fruta fácil”, aprovechando a los miembros de Yamina que no están contentos con la unión de fuerzas con los legisladores árabes e izquierdistas.

“La prueba de la coalición… es jurar el cargo, lo que no estará exento de asperezas y problemas”, dijo el jueves en la Radio del Ejército.

Netanyahu controla 30 escaños en los 120 miembros de la Knesset, casi el doble que el partido Yesh Atid de Lapid, y está aliado con al menos otros tres partidos religiosos y nacionalistas.

El nuevo gobierno, si jura su cargo, se enfrentará a retos considerables. Además de Irán y el moribundo proceso de paz con los palestinos, también se enfrenta a una investigación de crímenes de guerra por parte del Tribunal Penal Internacional y a la recuperación económica tras la pandemia de coronavirus.

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Redacción
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