Los lazos entre las cuatro naciones que forman el Reino Unido -Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte- transitan un clima cada vez más ríspido. Ante lo cual, surge el interrogante: ¿Puede el Brexit asestar el golpe de gracia a 300 años de unión?

Resuena con más frecuencia el independentismo, no solo en Escocia, sino también en Gales, reavivado producto de la gestión del Brexit y de la pandemia. Alejándose de la porción ínfima de hace unos años, una encuesta reciente de YouGov para Wales Online ha arrojado que una cuarta parte de la ciudadanía apoya el proceso independentista, lo que causa inquietud en el Gobierno británico, por la comparación con los resultados de 2016, donde contaba con respaldo ampliamente a favor de la permanencia.

Los nichos laboristas, desgastados por el abandono de Jeremy Corbyn y la derechización de Keir Starmer, han permitido al Partido Conservador y la rama nacionalista tener mayor margen de maniobra. Tanto es así que los comicios durante el mayo próximo serán un pulso importante, ya que el Laborismo viene de dominar el Parlamento Nacional, la Senedd. Las encuestas muestran un acercamiento de ambos bloques, lo que forzaría al líder del laborismo, Mark Drakeford, a entablar negociaciones.

A lo mencionado hay que sumar que la próxima redistribución de los legisladores en el Parlamento de Westminster, a tener lugar en el 2024, va a quitarle 10 escaños en la Cámara de los Comunes a Gales (8) y Escocia (2), debido al rediseño de los distritos electorales basándose en su población. Sin dudas, este suceso, amparado en la Ley de Circunscripciones Parlamentarias aprobada en diciembre, puede echar más leña al fuego en las dos regiones británicas.

La casuística ha hecho que, precisamente, el Ministro Principal de Gales, Mark Drakeford, reciba un mayor apoyo que Boris Johnson al preguntar por la gestión de la pandemia desde Gales. Sin embargo, el fortalecimiento del gobierno laborista galés no se traduce en un mayor apoyo sino en una valoración de las instituciones autónomas frente a la peor gestión de Londres.

Es por ello que, la estela del norte en cuanto al crecimiento necesario para que Gales adopte el camino que derive en un independentismo real depende del sendero que abra Escocia, que resulta ser el más prominente del Reino Unido.

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