El Presidente estadounidense, Joe Biden, ha decidido conservar con plena vigencia el decreto firmado por el exmandatario Donald Trump, que calificaba a Venezuela como un país que “continúa representando una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y la política exterior de los Estados Unidos”.
Si bien Trump había impuesto sanciones y había condenado con dura retórica a Maduro y su gobierno, incluso haciendo de dicho discurso su tema de campaña en cuanto al voto latino, la situación en Venezuela siguió empeorando y no se produjo una transición a la democracia.
Hasta el momento Biden no innovó respecto a su antecesor, aunque se espera que en los próximos meses construya una posición que ayude a destrabar la situación de Venezuela, que vive desde hace años una crisis económica brutal, una pobreza elevadísima, el aumento del crimen y el narcotráfico, y la hiperinflación más alta del globo, producto de las decisiones de un régimen militar autoritario liderado por Nicolás Maduro.
En este sentido, la oposición venezolana tiene el objetivo de conseguir en el corto plazo una transición democrática, motivo por el cual ha iniciado contactos con la administración Biden al mismo tiempo que amplía la coalición contra Maduro a su máximo posible pero aprovechando el empuje internacional que parece tener nuevamente.