Vine, vi, Biden y vencí. ¿Qué podemos esperar de la presidencia demócrata de los Estados Unidos? Las expectativas están colocadas en lo que se espera, sea un viraje en el gobierno del gigante americano.

Tras una ajetreada lucha que duró meses, la carrera presidencial se resolvió en favor del candidato demócrata Joe Biden y su compañera de fórmula, Kamala Harris. Es evidente que esto supone un triunfo para diferentes sectores de la sociedad norteamericana por diferentes motivos, como por ejemplo, la primera vicepresidencia femenina, o la vuelta a la política más tradicional con un presidente “de carrera política”.

Pero veremos cómo por diferentes motivos las burbujas de la victoria se verán pinchadas por distintos factores que hacen que la presidencia Biden surja en una situación compleja. Hablemos un poco sobre qué esperar de un candidato que ​encontró una situación, ​vió el espacio que abrió la crisis del COVID-19, y ​logró ganar una de las elecciones más importantes de la historia norteamericana.

Lo que la elección nos dejó

Yendo a los datos, hay que considerar que si bien ganó la fórmula demócrata, el Partido Republicano obtuvo más votos que los que le dieron la presidencia a Obama en 2008 y 2012. Y como si esto fuera poco, la sociedad norteamericana quedó dividida en casi dos mitades iguales. Estáclaro que uno de los principales desafíos de Joe Biden será saber congeniar con 70 millones de personas que sostienen ideas contrarias y, en algunos casos, creen que la elección carece de legitimidad y fue fraudulenta. Es por esto que no sorprende a nadie que las primeras declaraciones del presidente electo se refieran a una “América unida” donde “somos todos estadounidenses”, etc.

Otro eje a tener en cuenta es el senado, donde los republicanos lograron mantener una mayoría que impedirá grandes reformas de estado que pueda plantear el gobierno demócrata. A esto se le suma una Suprema Corte que también es de mayoría republicana. Estos dos elementos representan el primer obstáculo sólido al que Biden deberá hacerle frente. Sortear estas dificultades dependerá en gran parte de la “cintura política”, y si algo ha demostrado el candidato electo, es una trayectoria especializada en administración y gobierno.

Las generalidades que se vienen

Uno se preguntará ¿qué podemos esperar de la política norteamericana venidera? Haciendo las salvedades coyunturales apropiadas, podemos dar ciertos lineamientos que regirán el manejo de los Estados Unidos.

La primera gran diferencia con el Trumpismo será la ​agenda climática​, que si bien no es un hito diferenciador, al mundo le cambia el hecho de que la primera economía del mundo sea consciente del cambio climático y sustentable.

En cuanto a la política exterior podemos decir que no veremos grandes cambios. Quizás sí en los modos, pero no en los objetivos. La situación con China tiene un consenso cada vez más instalado en el ideario norteamericano, por lo que no debemos esperar grandes incidencias en ese frente. Lo que sí podemos imaginar es un anclaje en organismos internacionales que el último gobierno evitó utilizar.

Esto no representa necesariamente una apuesta al multilateralismo, sino una reversión del liderazgo americano y una expresión de sus capacidades​.Quizás esta sea la mayor esperanza para países como Argentina, que pueden encontrar en un mundo de relaciones más “aceitadas” y dinámicas, una ventana de oportunidad. (Es imperativo mencionar que se abre una nueva oportunidad de relaciones pacíficas con Irán, la posibilidad de volver al tratado de desarme, abandonado por Trump, podría ser clave).

El plano doméstico podemos resumirlo de manera más simple: habrá batallas claras, específicas (y fundamentalmente pocas) que el partido demócrata ganará, como una reforma en el sistema de Salud. Pero no más que eso. Como mencionamos anteriormente, las trabas de un sistema político basado en contrapesos limita cualquier gran cambio y eleva los costos políticos de estos.

No está demás hacer mención a las potenciales fragmentaciones que pueda atravesar el partido demócrata en sí. En los últimos días Alexandria Ocasio-Cortez, líder del ala más progresista del democratismo, se manifestó claramente en disidencia con la élite más tradicional del Partido Demócrata. Sin duda, esto es una alarma para la fórmula electa.

América Latina ¿Sur o no sur?

Obviamente una de las mayores incógnitas es cómo será la dinámica Estados Unidos- América Latina. En general la relación puede ser más viable, pero en muchos casos (como el nuestro) dependerá en gran medida de una voluntad norteamericana hacia el diálogo y la cooperación. El termómetro de todo esto siempre es Brasil, faro de los Estados Unidos en la región. Si bien Bolsonaro no se ha expresado de forma relevante sobre la derrota de Trump, la influencia del asesoramiento que pueda venir de Itamaraty o el vicepresidente Hamilton Mourao regirá las decisiones concretas que se vayan a tomar. Para la Argentina, Biden no representa nada, al no ser un tema de agenda en Washington, la relevancia de nuestro país es de carácter relativo.

El gabinete argentino no debe hacerse grandes ilusiones, sino preparar la mejor forma de revitalizar el diálogo con su par norteamericano. En cambio sí podemos esperar algunas novedades sobre el caso Venezuela. El mismo presidente Maduro ha felicitado a Biden por su victoria, lo que da la pauta de una mirada sobre la presidencia norteamericana, muy diferente a la que se tenía por Trump.

En conclusión, podemos ir previendo una presidencia que tendrá sus implicancias en la política local y mundial, como todas. Pero quizás sea prudente no exigirle más de lo que pueda dar, o esperar resultados fuera de la naturaleza política que atañe al nuevo Presidente de los Estados Unidos. En cuanto a el resto del mundo, sí podemos esperar un cambio en las formas, pero no tanto en los hechos.

Es en ese espacio en el que entramos los argentinos y latinoamericanos. La sociedad norteamericana, por su parte, deberá enfrentarse a una de las divisiones más severas de su historia. Y, el partido republicano estará frente a la disyuntiva de simantenerse en el camino del “Trumpismo” o buscar la manera de reinventarse.

Las ilusiones que pueda tener cada uno de forma individual, no pueden trascender a uno de los sistemas políticos más fuertes, eficaces y efectivos de la historia.

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Francisco Oyuela
Estudiante avanzado de Relaciones Internacionales, UCA. Miembro investigador del Comité de Geopolítica en el think-tank Estela Sur. Instagram: @franoyuela Twitter: @franoyuela

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