Por Victoria Enríquez (Politólogos Al Whisky) – 30/10/2020
Cuando se piensa en seguridad internacional, habitualmente se asocia el concepto con cuestiones como enfrentamientos armados, desbalances de poder o armamentos de todo tipo. Sin embargo, en la actualidad, es necesario pensar al cambio climático como un factor que afecta a la seguridad de los Estados. Para comprender mejor el fenómeno cabe mencionar algunos ejemplos que, si bien se constituyen como hipotéticos, no dejan de ser situaciones posibles.
El cambio climático puede generar migraciones forzadas de comunidades enteras producto de diversos desastres naturales, lo que puede crear problemas para el Estado donde residen, pero también para el lugar hacia donde se dirigen y que deberá asimilarlas (sea dentro o fuera del mismo Estado). El cambio climático también da lugar a sequías que pueden afectar la agricultura de un país y, consecuentemente, sus medios de subsistencia, su acceso a recursos, el precio de los mismos y su economía en su totalidad. Además, el cambio climático genera variaciones en el nivel del mar, lo que puede afectar los patrones de precipitaciones y la salinidad del agua, impactando luego en la fauna marina, el acceso y seguridad del agua y posibilitando disputas relacionadas a la obtención de este recurso vital.
Lo que tienen en común estos ejemplos es el cambio climático como factor que puede contribuir a la generación de problemas de seguridad para los Estados, tanto hacia adentro como entre ellos. Este proceso suele verse incrementado cuando el cambio climático afecta contextos políticos que presentan una fragilidad preexistente, como pueden ser tensiones políticas, sociales o étnicas, crisis económicas o escasez de determinados recursos vitales.