El presidente ruso Vladimir Putin se muestra preocupado por el retorno a la vida civil de decenas de miles de prisioneros reclutados para luchar en Ucrania, según revelaron tres fuentes anónimas del Kremlin citadas por Reuters. El mandatario considera que la reincorporación simultánea de esta “tropa de convictos” podría desestabilizar la sociedad rusa, ya afectada por un aumento de crímenes cometidos por excombatientes liberados.
Desde 2022, el Kremlin reclutó entre 140.000 y 180.000 presos, incluidos asesinos, violadores y criminales peligrosos, a quienes se ofreció un perdón tras seis meses de servicio en el frente. Con el tiempo, el Ministerio de Defensa modificó las reglas, obligando a los convictos a seguir combatiendo “hasta el final de la guerra”.

Sin embargo, miles de ellos ya han sido liberados por heridas graves, actos de “valentía” o corrupción dentro de la cadena de mando. Los registros judiciales rusos muestran que al menos 242 personas fueron asesinadas y otras 227 resultaron heridas por exsoldados convictos desde su retorno, según el medio independiente Verstka.
Expertos como Mark Galeotti, del Royal United Services Institute, advierten que el país debe prepararse para “la reintegración de individuos dañados y peligrosos”, mientras que Filip Slaveski, académico de la Universidad Nacional Australiana, subraya que el impacto podría “exacerbar los problemas sociales ya existentes” en Rusia.

Putin, consciente del riesgo, ha impulsado programas como “El Tiempo de los Héroes”, destinado a reentrenar a excombatientes para ocupar cargos civiles y administrativos. Aun así, analistas señalan que el Kremlin teme que un retorno descontrolado de veteranos traumatizados y criminales pueda erosionar la estabilidad interna, en un país donde los efectos de la guerra en Ucrania comienzan a sentirse con fuerza.
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