Tras los ataques contra instalaciones nucleares iraníes el pasado 22 de junio y las posteriores represalias de los iraníes contra la base aérea qatarí de Al Udeid, Estados Unidos continúa reforzando su despliegue militar en Medio Oriente. Según lo confirmado por autoridades estadounidenses, se han desplazado cazas a la región y unidades adicionales de defensa antiaérea Patriot, trasladadas a Al Udeid desde Corea del Sur y Japón.

Escalada controlada y respuesta iraní
Cabe recordar que Estados Unidos realizó bombardeos conjuntos con Israel sobre tres centros clave del programa nuclear iraní (Fordow, Natanz e Isfahan) el pasado 22 de junio. La ofensiva, denominada “Operación Midnight Hammer”, incluyó la participación de múltiples capacidades estadounidenses, así como también israelíes de apoyo.

En respuesta, Irán lanzó un contraataque al día siguiente con misiles balísticos contra la base estadounidense Al Udeid en Qatar, que fue anticipado por Doha y repelido con éxito. Según ex comandantes del CENTCOM, los ataques fueron simbólicos, orientados a preservar el equilibrio sin provocar una escalada directa.
Desde Washington consideran que el “efecto psicológico” de los ataques ha sido significativo sobre la dirigencia iraní, y que la República Islámica sólo buscó “hacer lo estrictamente necesario para cumplir el requisito de responder” sin provocar completamente a Estados Unidos. Además, las evaluaciones preliminares sostienen que el programa nuclear iraní se ha visto retrasado al menos uno o dos años, aunque está muy lejos de la afirmación inicial del presidente Trump de que había sido “borrado completamente” del mapa.
Los activos estadounidense en la región
Según fuentes del Pentágono, gran parte de los medios desplegados permanecen en la región. Esto incluye destructores con capacidad antimisiles, sistemas de defensa antiaérea y cazas embarcados en portaaviones, junto a múltiples escuadrones aéreos.

Se confirmó que un total de 125 aviones estadounidenses participaron en la operación del 22 de junio contra Irán. Los bombarderos estratégicos B-2 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos fueron protagónicos, lanzando bombas antibúnker GBU-57 contra Fordow y Natanz, junto a los misiles de crucero Tomahawk desde un submarino contra Isfahan. En paralelo, se destacó el uso de los sistemas de defensa antiaérea Patriot, los cazas F-16 y F/A-18 embarcados en los portaaviones USS Nimitz y USS Carl Vinson, y los escuadrones A-10 Thunderbolt II y F-15E Strike Eagle.
Algunos F-22 regresaron a sus bases de origen, mientras que otros activos están siendo reubicados estratégicamente en la base aérea de Al Udeid, que alberga el cuartel general avanzado del Mando Central de Estados Unidos y de las Fuerzas Aéreas Centrales de Estados Unidos, así como el Centro de Operaciones Aéreas Combinadas. Tanto las capacidades desplegadas como la operación Midnight Hammer en sí misma revelaron un giro más ofensivo en la postura estadounidense, con apoyo naval y la presión aliada de Israel.
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