El Secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, advirtió que China representa una amenaza cada vez más agresiva para su país, principalmente porque está preparando a sus fuerzas para atacar e invadir Taiwán. En consonancia, enfatizó en que China considera a “la guerra en el Indo-Pacífico” como parte de una estrategia más amplia para “dominar” esa región y luego el mundo, destacando que, si lo logra, podría “descarrilar la reindustrialización” y “estrangular la economía” de Estados Unidos.

A su vez, Hegseth subrayó que la principal prioridad regional del Pentágono es disuadir a China, en medio de constantes presiones y acumulación militar cerca de Taiwán. “Nuestra principal amenaza es la China comunista”, expresó el funcionario ante el Subcomité de Defensa de la Cámara de Representantes.
Para el titular de Defensa estadounidense, la estrategia de “paz a través de la fuerza” impulsada por el presidente Donald Trump es crucial. Principalmente, porque permite revitalizar la estancada base industrial de defensa estadounidense, y contar con el ejército más poderoso y letal del mundo es la única forma de disuadir eficazmente a los adversarios y ganar un posible conflicto.
Preocupación de Estados Unidos en una región convulsionada
Si bien los comentarios de Hegseth son críticos, no es el primer (ni único) funcionario que ha realizado advertencias del estilo. El Almirante Samuel Paparo, Comandante del Indo-Pacífico de Estados Unidos, y el General Dan Caine, Jefe del Estado Mayor Conjunto, coinciden en que China está diversificando sus ejercicios militares a un ritmo sin precedentes, y que no se trata de “ejercicios rutinarios”, sino “ensayos para una unificación forzosa”.

Lo cierto es que China no descarta el uso de la fuerza para incorporar a Taiwán bajo su control, lo que mantiene a la isla, y a Estados Unidos, en estado de alerta constante ante una posible invasión. Puntualmente, la región ha sido testigo de las crecientes capacidades de China en diversos ejercicios navales y aéreos, que ejercen una significativa presión militar sobre territorios como Taiwán.
En mayo, Pekín desplegó dos grupos de portaaviones y más de 70 embarcaciones en aguas al norte y al sur de Taiwán, operando desde el Mar Amarillo hasta el Mar de China Meridional. Funcionarios taiwaneses han denunciado un aumento en las acciones militares y actividades en denominadas “zonas grises”, incluyendo estos despliegues a gran escala.
Taiwán en alerta
Ante el aumento de las operaciones en zonas grises impulsadas por Pekín, Taiwán comenzó a implementar una estrategia multifacética para priorizar la resiliencia interna y la disuasión, sin escaladas militares directas. Según un informe del Royal United Services Institute (RUSI), el gobierno taiwanés ha adoptado un enfoque dividido: algunas respuestas para neutralizar los efectos de las agresiones (mediante medidas defensivas y diplomáticas), y otras para imponer costos a China sin cruzar el umbral de un conflicto armado.

En paralelo, Taiwán está fortaleciendo sus capacidades institucionales con la creación del Comité para la Resiliencia en la Defensa de Toda la Sociedad, lanzado en 2024. De acuerdo con el RUSI, la isla también promueve una narrativa pública que expone las tácticas coercitivas de China, como actos de acoso, con el objetivo de ganar apoyo internacional y sostener la cohesión interna.
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