Ante la escalada de violencia en Medio Oriente, EE.UU. afianza su presencia en la región por medio de nuevos activos militares y un segundo portaaviones. Esta decisión se traduce en la movilización de sistemas antimisiles, bombarderos estratégicos, portaaviones y grupos de ataque que se despliegan a lo largo de una amplia área, desde el Mar Rojo hasta la isla Diego García. Estas operaciones se llevan a cabo al mismo tiempo que se desarrollan críticas negociaciones nucleares entre Washington y Teherán.
Refuerzo estratégico: EE. UU. intensifica su defensa aérea en la región
Más de 70 vuelos de carga en C-17 han transportado a un batallón estadounidense de defensa aérea equipado con sistemas Patriot desde la región del Pacífico hasta el Medio Oriente, informó el almirante Samuel Paparo, Comandante del Comando Indopacífico de EE. UU. Este sistema, diseñado para interceptar misiles balísticos de corto y mediano alcance, fortalecerá las defensas contra Irán o sus agentes.
La ubicación exacta del despliegue del batallón Patriot se mantiene en reserva. Además, se ha desplegado una segunda batería del sistema THAAD en Israel. Con un costo aproximado de 1.000 millones de dólares, este sistema, que se integra con el radar y las defensas aéreas israelíes, puede interceptar objetivos a una distancia de hasta 124 millas. Cerca de 100 tropas estadounidenses están asignadas en Israel para su operación.
El Pentágono ha desplegado los bombarderos B-2 Spirit, conocidos por su capacidad de evadir radares y realizar penetraciones profundas, en la isla Diego García, situados estratégicamente en el Océano Índico para alcanzar objetivos en Irán. Equipados con capacidad nuclear, estos aviones refuerzan la postura disuasoria del país en preparación para un potencial enfrentamiento.

Potencia naval: Washington refuerza su disuasión y capacidad de respuesta
Actualmente, dos grupos de ataque de portaaviones estadounidenses operan en la zona. El despliegue del USS Harry S. Truman ha sido prorrogado, mientras el USS Carl Vinson llegó equipado con su grupo completo de cazas, entre los cuales se incluyen A-10 Thunderbolt II y aviones F/A-18, que ofrecen apoyo aéreo continuo en situaciones de conflicto.

Estos grupos refuerzan la capacidad de EE. UU. para impedir cualquier provocación naval de Irán y hacer frente a diversas amenazas, tales como los ataques hutíes contra el tráfico marítimo en el Mar Rojo. Además, fuerzas militares estadounidenses ya han llevado a cabo misiones de bombardeo en Yemen con el objetivo de frenar las operaciones de los hutíes.
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