El ejército de Tailandia acusó al de Camboya de violar el alto al fuego alcanzado la semana pasada con más de 250 drones. Este episodio hace peligrar la paz en el sudeste asiático, que se alcanzó por segunda vez luego de tensiones fronterizas que dejaron cientos de muertos en un conflicto que arriesga con abrirse de nuevo.
Desde Bangkok denunciaron a través de un comunicado que “más de 250 vehículos aéreos no tripulados fueron detectados volando desde el lado camboyano, ingresando al territorio soberano de Tailandia“. “Estas acciones”, completaron, “constituyen una provocación y violación de medidas destinadas a reducir tensiones, que son inconsistentes con la Declaración Conjunta acordada” entre las dos naciones la semana pasada.
Sin embargo, desde Camboya se apresuraron a quitarle importancia al episodio, que amenazó con quebrar el acuerdo fronterizo entre los países vecinos. El ministro de Asuntos Exteriores, Prak Sokhonn, sostuvo en declaraciones televisivas que ambas partes ya estaban discutiendo el incidente y estaban de acuerdo en investigar y “resolverlo inmediatamente”. En este sentido, no asumió responsabilidad directa de su gobierno sobre el episodio, señalándolo como “un asunto pequeño relacionado a drones vistos por ambos lados a lo largo de la frontera”.
Peligra la frágil paz entre Camboya y Tailandia
La fragilidad de la paz que existe entre Camboya y Tailandia pudo observarse este mes de diciembre, cuando se retomaron las hostilidades a lo largo de la frontera después de un armisticio alcanzado en julio luego de tres días de escaramuzas fronterizas.
El pasado 7 de diciembre, fue necesario apenas un intercambio de disparos transfronterizos, que ambos países se acusaron mutuamente de haber iniciado, para destruir la débil confianza y paz firmada con el mencionado acuerdo de alto al fuego. Aquel tratado había llegado por la intermediación de Donald Trump, que cuenta este entre los ocho conflictos que habría resuelto en su segundo mandato, y el primer ministro de Malasia, Anwar Ibrahim.

A partir de entonces, se abrieron nuevos episodios de violencia como lanzamiento de cohetes, morteros, bombas, misiles y ataques aéreos que ambos estados declararon no se habrían dirigido solamente a objetivos militares, sino que también habrían afectado a la población civil. Además de los alrededor de cincuenta muertos declarados entre ambos lados, el conflicto significó el desplazamiento de más de 600 mil personas que se encuentran en refugios temporales en condiciones alarmantes.
La paz entre las dos naciones se alcanzó el pasado 27 de diciembre, cuando entró en vigor el último alto al fuego acordado en la frontera. El conflicto actual es provocado por la delimitación histórica de este territorio compartido, una franja de más de 800 kilómetros que ha generado tensiones entre ambos países desde hace siglos, una disputa profundizada por la delimitación fronteriza arbitraria que realizó la ocupación francesa en el siglo XIX.

En el fondo también está la disputa por sitios sagrados para las culturas tailandesa y camboyana. Entre ellos, se destaca el templo Preah Vihear, Patrimonio de la Humanidad que en 1962 fue puesto bajo jurisdicción de Camboya a través de un fallo de la Corte Internacional de Justicia, una decisión que nunca fue aceptada del todo por Tailandia y muestra algunas de las tensiones históricas que hoy se reflejan en el presente de la frontera.
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