El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, afirmó que Moscú está “lista para ayudar plenamente a Venezuela” en el marco del acuerdo de asociación estratégica firmado entre ambos países en mayo, luego de que Estados Unidos incrementara su despliegue militar en el Caribe con la llegada del portaaviones USS Gerald R. Ford bajo control del Comando Sur (USSOUTHCOM).

La declaración, difundida por la agencia estatal TASS, refleja una nueva fase en la cooperación político-militar ruso-venezolana, en un contexto de creciente tensión hemisférica tras los ataques estadounidenses contra embarcaciones acusadas de narcotráfico y la militarización del Caribe.
Según Lavrov, Rusia “actuará plenamente dentro del marco de las obligaciones estipuladas en el acuerdo” firmado con Caracas, el cual se encuentra en la etapa final de ratificación por parte de la Duma Estatal. El canciller subrayó que el documento contempla la continuidad de la cooperación en materia de defensa y asistencia técnico-militar, aunque aclaró que Venezuela no ha solicitado el despliegue de tropas o armamento ruso en su territorio.
El pacto se inscribe en una relación bilateral de larga data que se remonta al gobierno de Hugo Chávez. Actualmente, Venezuela alberga asesores militares rusos, fábricas de munición Kalashnikov y sistemas de defensa aérea S-300, aunque su capacidad operativa frente a un ataque de gran escala estadounidense es limitada.

El diputado ruso Alexéi Zhuravliov, miembro del comité de defensa de la Duma, declaró que Moscú “suministra prácticamente toda la gama de armas” a Venezuela, desde armamento ligero hasta aeronaves de combate. Añadió que no existen “obstáculos para proveer nuevos desarrollos”, como el misil de alcance intermedio Oreshnik o los misiles de crucero Kalibr, ambos utilizados en operaciones recientes en Ucrania. “Los estadounidenses podrían llevarse algunas sorpresas”, sostuvo el legislador.

La advertencia de Moscú se produce mientras Washington refuerza su presencia aeronaval en el Caribe, en el marco de su campaña contra las Organizaciones Criminales Transnacionales (TCOs). El USS Gerald R. Ford (CVN-78), el portaaviones más moderno y de mayor tamaño de la Armada de Estados Unidos, fue redirigido desde el Mediterráneo hacia el hemisferio occidental por orden del secretario de Guerra Pete Hegseth. El Pentágono confirmó el cruce del Estrecho de Gibraltar el 4 de noviembre, y su incorporación al dispositivo regional del Comando Sur, que ya incluía los buques USS Bainbridge (DDG-96), USS Mahan (DDG-72) y USS Winston S. Churchill (DDG-81), entre otros.
Frente a este escenario, el ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino López, ordenó la movilización de 200.000 soldados en todo el país bajo el denominado Plan Independencia 200, una maniobra de gran escala que involucra componentes terrestres, aéreos y navales. Caracas enmarcó la medida en la “defensa integral del territorio” ante lo que considera una amenaza directa.

El canciller venezolano Yván Gil Pinto agradeció públicamente la “firme solidaridad de Rusia en defensa de nuestra soberanía”, mientras que la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, reiteró que Moscú está dispuesta a “responder apropiadamente a las solicitudes de Caracas”.
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