El gobierno de Estados Unidos se enfrenta, una vez más, a un posible cierre operativo luego de que las negociaciones para aprobar las leyes de financiamiento no encontraran de momento consenso bipartidista. La fecha límite para llegar a un acuerdo es la noche del martes 30 de septiembre.
Se trata de una consecuencia del diseño institucional norteamericano, donde el gobierno federal solo puede gastar lo convenido en la ley de financiamiento presupuestario que el Congreso debate cada año. En caso de que est legislación no se materialice, ya sea por falta de diálogo o una disputa política, el estado ve congelados sus fondos y no puede financiar sus agencias.

Aunque no se trata de una situación inédita, los legisladores suelen hacer un esfuerzo por evitar esta disrupción y permitir el funcionamiento de la maquinaria federal. Sin embargo, en un contexto de gran polarización entre republicanos y demócratas, parece que ambos están dispuestos a permitir que el gobierno cierre una vez más.
De todas formas, una pequeña esperanza asoma este lunes, en el que se espera una reunión entre Donald Trump y los principales líderes políticos del Congreso: el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, el líder de la mayoría del Senado, John Thune, el líder de la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, y el líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer.
Sin embargo, la reunión podría no ser mucho más que una plataforma para que el presidente exprese su postura sin concesiones. “Chuck Schumer regresó con una larga lista de demandas partidistas que no encajan en este proceso, y va a intentar cerrar el Gobierno”, declaró el domingo Mike Johnson en recientes declaraciones a CNN. “El presidente quiere hablar con él sobre eso y decirle: ‘Por favor, no lo haga’”.
Qué implica el posible cierre del gobierno de Estados Unidos
En caso de que el cierre del gobierno se materialice y persista en el tiempo, los ciudadanos estadounidenses pueden esperar ver detenidos distintos sectores del aparato federal. Quienes más lo sentirán serán, lógicamente, los trabajadores públicos. Miles podrían ser suspendidos temporalmente, y los que sean considerados esenciales para el Gobierno del país tendrán que trabajar sin sueldo. En este caso, la tensión para los empleados públicos es doble, ya que la administración republicana advirtió que, en caso de que se avance con el cierre del gobierno, se dispondrán despidos masivos en las agencias federales.

Tanto el presidente Trump como la mayoría de los estadounidenses todavía tienen fresco el recuerdo del cierre gubernamental de 35 días entre 2018 y 2019, el más largo en la historia del país a la fecha, en el que se paralizaron audiencias migratorias, retrasos de préstamos estudiantiles, cerraron parques nacionales y, en resumen, se complicó un poco más la vida de millones de personas en Estados Unidos.
Aunque en el pasado el cierre del gobierno se utilizaba como una amenaza para llevar adelante negociaciones sobre los presupuestos gubernamentales, en esta ocasión el debate se amplió a distintas medidas llevadas adelante por Trump en lo que va de su mandato. De esta manera, los demócratas solicitaron que se extiendan los subsidios a trabajadores de ingresos bajos y medios para comprar seguros a través de la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio, además de la reversión de los recortes a Medicaid que se incluyeron en la medida fiscal del Partido Republicano de este año.
Te puede interesar: India plantea a Estados Unidos la posibilidad de comprar petróleo Venezuela para reducir su dependencia de Rusia












