La entrega de las últimas bases militares de Francia en Senegal el jueves selló el cierre de un ciclo histórico de más de 60 años de presencia militar continua en África Occidental y Central. Esta retirada representa un punto de inflexión en la política exterior francesa en la región y se enmarca en una oleada de rechazo a la influencia neocolonial de París, exacerbada por golpes de Estado, movilizaciones populares y nuevas alianzas estratégicas entre gobiernos africanos.

Esta serie de retiros ha reducido la presencia militar francesa en el continente africano a solo dos países: Gabón, donde podría cesar pronto la actividad militar, y Yibuti, la única base que se proyecta como permanente.
El presidente Emmanuel Macron reconoció en diciembre de 2024 desde Yibuti que la política de defensa de Francia en África debía adaptarse a un contexto en transformación. “La opinión pública está cambiando y los gobiernos también”, afirmó, en referencia al avance del sentimiento antifrancés en el Sahel y más allá.
De Malí a Dakar, una retirada marcada por crisis y reconfiguración geopolítica
La salida militar francesa comenzó en Malí entre 2021 y 2022, tras el golpe de Estado liderado por Assimi Goita. Con el fin de la Operación Barkhane y el retiro de las últimas tropas en agosto de 2022, París abandonó un eje estratégico clave en la lucha antiterrorista. Le siguieron Burkina Faso en 2023, también tras un golpe, y Níger, donde la ruptura con París se profundizó luego del ascenso del general Abdourahamane Tchiani en julio de ese mismo año.
Níger fue, hasta entonces, el principal socio regional de Francia, con hasta 1.500 efectivos desplegados. Pero la formación de la Alianza de los Estados del Sahel (AES) entre Níger, Malí y Burkina Faso en septiembre de 2023 selló el fin de la cooperación militar con París.

La reconfiguración continuó en Chad, donde el presidente Mahamat Idriss Déby consideró “obsoleto” el acuerdo de defensa con Francia. Tras anunciar su cancelación en noviembre de 2024, las tropas francesas evacuaron Yamena a fines de enero de 2025. Costa de Marfil adoptó una estrategia de salida consensuada, culminada con la transferencia de la base en Port Bouet en febrero de 2025.
Finalmente, Senegal se convirtió en el último país del África Occidental en solicitar formalmente el retiro. El presidente Bassirou Diomaye Faye y su primer ministro Ousmane Sonko manifestaron su intención de revisar la presencia extranjera en el país, cuestionando la vigencia del despliegue francés. La entrega de las instalaciones de Maréchal y Saint-Exupéry en marzo, seguida de la transferencia final en julio, selló el fin de la etapa militar francesa en el país.
Una nueva etapa de soberanía africana en defensa y seguridad
El repliegue de Francia de África no solo refleja la pérdida de influencia de su antigua potencia colonial, sino también el ascenso de una narrativa soberanista cada vez más extendida en los gobiernos africanos. La consolidación de alianzas regionales autónomas como la AES, junto con la reconfiguración de relaciones exteriores hacia otros actores como Rusia, China o Turquía, evidencia un cambio de época en el escenario geopolítico del continente.

Con el cierre del capítulo senegalés, África Occidental se encamina a redefinir su arquitectura de seguridad con mayor protagonismo local, sin dejar de enfrentar los desafíos persistentes del extremismo armado, la inseguridad fronteriza y la inestabilidad institucional.
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