Pese al cese al fuego anunciado entre Israel e Irán, la tensión en el Estrecho de Ormuz continúa elevando la alarma en los mercados internacionales. Tras los recientes ataques de EE.UU. contra instalaciones nucleares iraníes, Teherán amenazó con cerrar esta ruta estratégica por donde transita cerca del 20% del petróleo mundial. Aunque el Parlamento iraní votó a favor del cierre, la decisión final está en manos del Consejo Supremo de Seguridad Nacional.
El precio del petróleo se dispara ante la amenaza iraní
La reciente escalada entre Irán e Israel ha vuelto a situar al Estrecho de Ormuz en el centro de las preocupaciones energéticas globales. Aunque el cese al fuego fue anunciado por el presidente estadounidense Donald Trump, las hostilidades no cesaron del todo. Las amenazas iraníes de bloquear el paso estratégico ya elevaron el riesgo geopolítico en el mercado del petróleo. Según Goldman Sachs, el precio del barril podría alcanzar los 120 dólares si se concreta una interrupción significativa en el tránsito marítimo, afectando duramente tanto a países exportadores como importadores.

El alza de precios podría extenderse a bienes básicos, fertilizantes y alimentos, generando presiones inflacionarias y posibles focos de malestar social. Más allá del crudo, el impacto se extendería a la logística global. La interrupción en el flujo de gas natural licuado, especialmente desde Qatar, podría ralentizar la producción industrial y disparar los precios de la energía en Europa. Las cadenas de suministro enfrentarían nuevos desafíos, agravando las tensiones ya existentes tras los ataques hutíes en el mar Rojo y la inestabilidad en otras rutas comerciales.
Estrecho de Ormuz, un corredor energético entre dos mundos
El Estrecho de Ormuz es uno de los puntos más sensibles del comercio global. Con apenas 31 millas (casi 50 kilómetros) de ancho en su punto más amplio, conecta el Golfo Pérsico con el resto del mundo. Por allí transitan diariamente cerca de 20 millones de barriles de petróleo, provenientes de países como Arabia Saudita, Irak, Kuwait, Qatar, Emiratos Árabes Unidos e Irán. También es clave para el gas natural licuado, vital para la matriz energética de Asia y Europa.

Aunque el Parlamento iraní votó a favor de bloquear el paso como represalia por los ataques estadounidenses, especialistas sostienen que un cierre total es improbable: afectaría no solo a Occidente, sino también a aliados como China. Más probable sería un patrón de agresiones aisladas a embarcaciones, similar a lo ocurrido en el pasado. La historia reciente incluye ataques con minas, sabotajes y abordajes que generaron reacciones internacionales. Como advirtió el secretario de Estado estadounidense Marco Rubio, cualquier alteración del tránsito en Ormuz sería considerada una “grave escalada” con consecuencias globales.
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