El presidente ruso, Vladímir Putin, lanzó una dura advertencia a la OTAN al anunciar el fortalecimiento de la tríada nuclear de Rusia, en respuesta a lo que calificó como una nueva “carrera armamentista impulsada por Occidente”. En un contexto de creciente tensión en Europa y Medio Oriente, el mandatario acusó a la Alianza Atlántica de escalar el conflicto global mediante el aumento del gasto militar y estrategias agresivas, mientras reafirma el poderío nuclear ruso como eje central de su política de defensa.
Putin refuerza la tríada nuclear como eje estratégico de seguridad nacional
Durante una ceremonia televisada con graduados de academias militares, el presidente Vladimir Putin anunció una ofensiva estratégica en el ámbito nuclear: el fortalecimiento integral de la tríada nuclear rusa, compuesta por aviación estratégica, submarinos atómicos y misiles intercontinentales. Esta decisión, según el mandatario, busca contrarrestar la expansión militar de la OTAN y garantizar la seguridad nacional ante un contexto internacional que calificó de “cada vez más hostil”.

En particular, Putin destacó la incorporación de bombarderos Tu-160M, misiles balísticos RS-24 Yars y la producción en serie del nuevo sistema hipersónico de alcance medio Oreshnik, probado recientemente en Ucrania. El mensaje no deja lugar a dudas: Rusia se prepara para un escenario prolongado de confrontación con Occidente. El presidente ruso insistió en que esta modernización es una respuesta directa al aumento del gasto militar de la OTAN, que se espera alcance el 5% del PIB en 2035, y a lo que describió como una “carrera armamentista provocada por Occidente”.
La OTAN acuerda gastar el 5% del PBI en defensa
Durante la cumbre de la OTAN en La Haya, los países aliados acordaron elevar el gasto en defensa al 5% del PBI para 2035, en respuesta a las crecientes amenazas globales y a la presión del presidente estadounidense Donald Trump. Este objetivo combina un 3,5% destinado a defensa “dura” (armas y tropas) y un 1,5% adicional en inversiones estratégicas como ciberseguridad o movilidad militar. Aunque algunos países del flanco oriental presionaban por una implementación más rápida, finalmente se optó por un plazo más extenso, lo que facilitó el consenso entre los 32 Estados miembro.

España fue el foco de una tensa negociación de último minuto, debido a que el presidente Pedro Sánchez rechazó el aumento por considerarlo “desproporcionado e innecesario”. Finalmente, se introdujo una redacción más flexible: “los aliados se comprometen”, en lugar de “nos comprometemos”, lo que permitirá a Madrid mantener un gasto del 2,1% siempre que cumpla con los objetivos de capacidades acordados. La decisión, respaldada por el secretario general Mark Rutte, deja en evidencia las divergencias internas dentro de la Alianza Atlántica.
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