Tras días de escalada militar en Medio Oriente, el presidente estadounidense Donald Trump anunció un alto al fuego entre Irán e Israel, que pondría fin a lo que denominó “la guerra de los 12 días”. El anuncio se produjo luego de una intensa serie de ataques: Estados Unidos bombardeó instalaciones nucleares iraníes el fin de semana, lo que motivó una represalia de Teherán contra bases militares estadounidenses en Qatar e Irak.

La comunidad internacional respondió con alarma. Rusia calificó los ataques estadounidenses como una agresión “injustificada” y “sin provocación previa”, advirtiendo que podrían empujar al mundo hacia una guerra de gran escala. China, por su parte, condenó tanto los bombardeos de Israel como los de EE.UU. y exigió una vuelta urgente al diálogo. Mientras el Consejo de Seguridad de Irán respaldaba las ofensivas, el Parlamento de ese país llegó a aprobar una moción para bloquear el Estrecho de Ormuz, lo que agravaría aún más la crisis energética global.
En ese contexto, Trump utilizó su plataforma Truth Social para anunciar que, tras una secuencia escalonada de 12 y 24 horas, Irán e Israel cesarán completamente las hostilidades. Aunque el mensaje fue recibido con cautela, marcó el primer indicio concreto de desescalada desde el inicio del conflicto. Aun así, analistas internacionales advierten que la tregua podría ser frágil, dado que las tensiones estructurales persisten y las posiciones de actores como Rusia, China y las monarquías del Golfo siguen siendo ambiguas.
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