Las violaciones a los derechos humanos de los niños en contextos de conflictos armados alcanzaron niveles alarmantes en las últimas dos décadas. De acuerdo a datos del SIPRI Yearbook 2025, elaborado por el reconocido instituto internacional con sede en Estocolmo, entre 2005 y 2023 se verificaron más de 347.000 violaciones graves contra menores en más de 30 zonas de conflicto, incluyendo asesinatos, mutilaciones, secuestros, reclutamiento forzoso y ataques a escuelas y hospitales. Solo en 2023, los incidentes aumentaron un 21%, evidenciando una tendencia sostenida y preocupante.
Del asesinato al reclutamiento forzoso, las violaciones a los derechos del niño aumentan
El informe de la ONU sobre niños y conflictos armados registró en 2023 un total de 32.990 graves violaciones contra menores, lo que representa un incremento del 21% respecto al año anterior. Estas violaciones incluyen asesinatos, mutilaciones, secuestros, reclutamiento forzoso, violencia sexual y ataques a hospitales y escuelas. En países como la República Democrática del Congo, Somalia, Myanmar, Nigeria y Sudán, los menores se convierten en blancos de guerra o son utilizados como combatientes, espías o escudos humanos por fuerzas estatales y grupos armados.

Estas agresiones no solo ocurren en campos de batalla. Las escuelas y hospitales, espacios protegidos por el derecho internacional, han sido sistemáticamente atacados. Solo en 2023, se reportaron más de 2.500 ataques contra trabajadores de la salud en zonas de guerra como Gaza, Sudán y Ucrania. Estas prácticas violan flagrantemente las convenciones humanitarias internacionales, pero rara vez generan consecuencias judiciales. La impunidad es la norma y los niños, las víctimas invisibles de una violencia sin freno.
Gaza es el lugar más letal del mundo para ser niño
Gaza se ha convertido en el ejemplo más desgarrador del impacto que un conflicto armado puede tener sobre la infancia. Solo entre octubre de 2023 y octubre de 2024, al menos 11.300 niños fueron asesinados, el 30% de ellos menores de cinco años y más de 700 bebés. Según UNICEF y Save the Children, se trata de una de las mayores matanzas infantiles registradas en un solo conflicto en las últimas décadas. A esto se suma la destrucción masiva de hospitales pediátricos, la escasez de alimentos y medicamentos, y el colapso total de los servicios educativos.

Más de un millón de niños fueron desplazados en Gaza durante ese mismo período. Muchos quedaron huérfanos, separados de sus familias o con discapacidades permanentes. La ONU ha advertido que estos menores enfrentan un riesgo extremo de trauma psicológico duradero. Pese a las condenas públicas, las cifras de víctimas siguen creciendo sin una respuesta firme por parte de la comunidad internacional, lo que pone en evidencia la erosión de los mecanismos globales de protección humanitaria.
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