En medio de una escalada militar entre Israel e Irán, altos funcionarios israelíes afirmaron que una guerra sin el apoyo directo de EE.UU. podría extenderse entre dos y tres semanas, pero con la participación de Washington, el conflicto podría resolverse en cuestión de días. Israel considera inevitable la implicación estadounidense en el conflicto y ha solicitado formalmente asistencia militar para atacar sitios estratégicos iraníes. Mientras tanto, el gobierno de Trump aún evalúa los riesgos de involucrarse directamente.
Jerusalén presiona a Washington para intervenir en Irán
Israel solicitó formalmente a EE.UU. unirse a su campaña militar contra Irán, con el objetivo específico de atacar instalaciones nucleares profundamente protegidas, como el complejo subterráneo de Fordow. Este último, crucial para el programa nuclear iraní, se encuentra más allá de las capacidades operativas de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). La petición se produce en medio de bombardeos cruzados entre ambos países, mientras Israel considera inevitable el respaldo estadounidense para completar sus objetivos estratégicos.

A pesar de la solicitud, funcionarios estadounidenses han negado públicamente cualquier decisión de intervención, asegurando que Israel ha actuado de forma independiente. La administración Trump sostiene que, si bien existe cooperación en materia de inteligencia y defensa, no dio luz verde a una operación conjunta. No obstante, medios israelíes afirman que altos oficiales consideran la participación de EE.UU. una cuestión de tiempo.
Trump mantiene el suspenso sobre el rol de EE.UU. en la guerra
Donald Trump anunció que tomará una decisión sobre la participación militar de EE.UU. en el conflicto en un plazo de dos semanas. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, explicó que el mandatario busca mantener abierta la posibilidad de negociaciones con Irán antes de escalar el enfrentamiento. Aunque la administración estadounidense insiste en su compromiso para evitar que Irán desarrolle armas nucleares, Trump se ha mostrado evasivo, señalando que “podría hacerlo, o no hacerlo”.

Las declaraciones se producen tras una serie de ataques iraníes que impactaron instalaciones israelíes, incluido un hospital en Beersheba, y nuevos bombardeos israelíes contra infraestructuras nucleares iraníes como el reactor de Arak y la planta de enriquecimiento en Natanz. Mientras la diplomacia europea intenta mediar en el conflicto, Irán advirtió que la participación de EE.UU. sería “el infierno para la región” y podría convertir la guerra en un callejón sin salida.
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