Ante el uso cada vez más extendido de drones en conflictos armados, el Ejército de EE.UU. está adaptando su entrenamiento militar para preparar a sus tropas frente a esta amenaza tecnológica. Inspirado por la guerra en Ucrania, donde los drones han transformado la dinámica del combate, el ejército estadounidense ha comenzado a utilizar estos dispositivos en sus centros de formación para enseñar a los soldados cómo detectar, evadir y contrarrestar ataques aéreos no tripulados.
Drones y la transformación del combate
El uso de drones en conflictos armados, como el que se libra en Ucrania, está transformando la guerra moderna. Estas aeronaves no tripuladas permiten reconocimiento en tiempo real, ataques de precisión y una vigilancia constante del enemigo. En este contexto, los drones se han convertido en una amenaza omnipresente, capaces de detectar movimientos, lanzar explosivos o ejecutar misiones suicidas. Su impacto en el campo de batalla ha captado la atención de países como EE.UU., que analiza estas tácticas para adaptar su entrenamiento militar.

El creciente protagonismo de los drones ha obligado a repensar las estrategias de defensa. Ya no basta con protegerse desde tierra firme: las tropas deben asumir que el aire también representa una fuente constante de riesgo. Según el teniente general David Francis, los soldados deben aprender a visualizar el terreno como un espacio tridimensional en el que pueden ser observados desde cualquier punto. Esta exposición permanente agrega un nuevo componente psicológico al combate, donde la resiliencia y la capacidad de adaptación se vuelven tan importantes como la fuerza física.
Fort Jackson y Fort Benning como centros clave
El Ejército de EE.UU. ha comenzado a incorporar drones en el entrenamiento básico de sus soldados, especialmente en bases como Fort Jackson y Fort Benning. Los reclutas son filmados desde el aire durante maniobras tácticas, y luego analizan las imágenes para evaluar qué tan bien logran ocultarse del enemigo. Esta metodología les permite comprender su visibilidad desde el cielo y mejorar en camuflaje, cobertura y movilidad.

Además del uso de imágenes aéreas, los entrenamientos incluyen simulaciones de ataques con drones y escenarios complejos inspirados en combates reales. En Fort Benning, los reclutas ya reciben más de 50 horas de formación específica sobre drones, una mejora significativa respecto a los breves módulos anteriores. Estos ejercicios no solo fortalecen habilidades técnicas, sino que también preparan mentalmente a los soldados para enfrentar la presión de una guerra en la que la vigilancia y el ataque pueden venir desde cualquier dirección.
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