En medio de la creciente rivalidad en el Indo-Pacífico, las Fuerzas Armadas de Estados Unidos llevaron a cabo una operación militar simulada con misiles antibuque en el estrecho de Luzón, una de las principales rutas de acceso marítimo de China hacia el Pacífico. La acción tuvo lugar durante el ejercicio conjunto KAMANDAG 9, junto a Filipinas, y refuerza la postura disuasiva de Washington frente a la expansión naval china. Las fuerzas estadounidenses desplegaron el sistema de interdicción naval NMESIS (Navy-Marine Expeditionary Ship Interdiction System) en las islas Batanes, ubicadas en el estrecho de Luzón, al norte de Filipinas.
Este paso marítimo es uno de los cuellos de botella más sensibles de la región, considerado crítico para el acceso chino al Pacífico occidental, ya que conecta el Mar de China Meridional con el Mar de Filipinas, al este de la denominada Primera Cadena de Islas, integrada por Japón, Taiwán y Filipinas.
El NMESIS, montado sobre una plataforma terrestre y dotado de dos misiles de ataque naval con un alcance de hasta 185 kilómetros, fue insertado por vía aérea y reposicionado de forma remota en un emplazamiento oculto, desde donde se simuló la interdicción de objetivos marítimos. Según el Cuerpo de Marines de EE.UU., la maniobra formó parte de una operación de seguridad de terreno clave marítimo (Maritime Key Terrain Security Operation, MKTSO), destinada a garantizar el control de rutas marítimas estratégicas y a sostener líneas de comunicación naval abiertas en escenarios de conflicto.

Durante el desarrollo del ejercicio KAMANDAG 9, se conformó una red integrada de ataque conocida como kill web, mediante el empleo combinado de sensores, inteligencia y capacidades ISR (inteligencia, vigilancia y reconocimiento) para localizar, fijar y seguir blancos navales, aunque no se realizaron lanzamientos reales. La sincronización entre tropas filipinas y estadounidenses se destacó como un hito en la integración de operaciones multidominio, según afirmaron voceros de la Tercera División de Marines de EE.UU.
El teniente coronel Patrick Schrafft, coordinador de fuego del Tercer Regimiento Litoral de Marines, resaltó que “los impactos constructivos simulados durante el KAMANDAG 9 son una nueva muestra del valor estratégico que ofrece nuestra unidad a las fuerzas combinadas y conjuntas”.
Este regimiento, con base en Hawái, está especializado en guerra litoral —aquella que se libra en costas, archipiélagos y estrechos estratégicos— y constituye una de las principales herramientas de disuasión estadounidense frente a la creciente proyección de poder naval de China en la región Indo-Pacífica.

La operación ocurre en un momento de especial tensión en la región. A fines de mayo, China desplegó un portaaviones en las inmediaciones del estrecho de Luzón, consolidando su presencia naval cerca del territorio filipino. Según evaluaciones del Pentágono, la Armada china es la mayor del mundo en cantidad de buques y submarinos operativos, superando las 370 unidades.
Washington considera a Filipinas un aliado estratégico bajo su tratado de defensa mutua, y su integración dentro del dispositivo de contención marítima busca dificultar el acceso de Beijing a aguas profundas. Las maniobras de EE.UU. en Batanes parecen responder directamente a esta expansión, y no es la primera vez que se realiza un MKTSO en la zona: en abril pasado, también se simuló un ataque con misiles a buques chinos durante el tránsito de un portaaviones por el mismo estrecho.
Aunque no se ha confirmado si el sistema NMESIS permanecerá en Filipinas una vez concluido el ejercicio KAMANDAG 9, todo indica que este tipo de despliegues se seguirán repitiendo, enmarcados en la estrategia estadounidense de fortalecer alianzas y capacidades frente a una China cada vez más asertiva en el plano militar.
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