La Argentina podría protagonizar un giro histórico en su política exterior tras la solicitud de apoyo presentada esta semana por la República de Annobón, una pequeña isla ubicada en el Golfo de Guinea. De concretarse, el país no solo sumaría presencia territorial en África —consolidando así un perfil tricontinental junto a América del Sur y la Antártida—, sino que también podría evaluar la posibilidad de desplegar un contingente militar en misión de imposición de paz, bajo el amparo de los vínculos históricos entre ambos territorios.
La propuesta fue presentada por Orlando Cartagena Lagar, primer ministro de Annobón, quien denunció en Buenos Aires “la brutal” represión del régimen de Teodoro Obiang en Guinea Ecuatorial, y reclamó ayuda humanitaria y diplomática urgente.

“Somos hermanos, fuimos parte del mismo territorio, y hoy volvemos a pedir auxilio a la Argentina, nuestro país hermano”, sostuvo Lagar, quien encabeza un movimiento de liberación que proclamó unilateralmente la independencia de Annobón en 2022.
Según Lagar, la relación entre Annobón y la Argentina tiene raíces históricas profundas: la isla fue parte del Virreinato del Río de la Plata hasta finales del siglo XVIII, cuando España decidió separarla arbitrariamente de sus dominios en América del Sur.
Una nueva oportunidad estratégica para la Argentina
La petición de Annobón no es solo simbólica. La isla, de apenas 17 kilómetros cuadrados, posee valiosos recursos naturales, incluyendo pesquerías ricas en atún de alta calidad, potenciales reservas de petróleo y minerales, y una ubicación geoestratégica clave en el corazón del Golfo de Guinea, una de las rutas marítimas más importantes del mundo.
Además, la asociación colocaría a la Argentina como actor con influencia directa en África, ampliando su proyección diplomática y económica en un continente con mercados en expansión.

Sin embargo, advierten que una decisión de este calibre no estaría exenta de consecuencias diplomáticas: África ha sido clave para sostener la postura argentina sobre la soberanía de las Islas Malvinas en la ONU, y reconocer a Annobón como estado asociado podría ser interpretado por Londres como un argumento en contra de la causa argentina.
¿Un nuevo “Gibraltar del Atlántico”?
La petición de Annobón ya generó reacciones en la comunidad internacional, que, mientras algunos expertos aplauden la posibilidad de que la Argentina asuma un rol protagónico en la defensa de derechos humanos en África, otros advierten sobre el riesgo de tensiones con Guinea Ecuatorial, que no reconoce la independencia de la isla y mantiene a su población sometida a un régimen de terror.

El propio Lagar afirmó: “El dictador nos está matando lentamente de hambre y contaminando nuestras tierras”, pero la comunidad internacional, hasta ahora, ha guardado silencio ante las denuncias presentadas por Annobón ante la ONU, pero la intervención argentina podría cambiar el tablero.
¿Una misión de paz con raíces históricas?
En este escenario, y siempre bajo una hipótesis sujeta a múltiples condicionamientos, la Argentina podría considerar el envío de un contingente de imposición de paz a Annobón, enmarcado en una misión humanitaria con anclaje en los vínculos históricos entre ambos territorios. Tal despliegue se articularía con la eventual situación como estado asociado y reforzaría la proyección de la Argentina como actor tricontinental con compromiso pacificador.
Esta opción, debería contar con respaldo legislativo y aval internacional, y se enmarcaría en una lógica de asistencia humanitaria y defensa de derechos humanos.
¿Podría la Argentina dar el paso?
Por ahora, el gobierno argentino no ha confirmado oficialmente su postura, aunque la visita de la delegación annobonesa a Buenos Aires, con reuniones con diputados, senadores y representantes de derechos humanos, sugiere que la propuesta no será ignorada, donde algunos funcionarios ven en Annobón la posibilidad de relanzar la política exterior argentina con una bandera humanitaria y estratégica.
Otros, más cautos, temen que avanzar en este camino pueda dañar alianzas clave, como las del continente africano, y complicar la causa Malvinas.
Mientras tanto, Annobón espera, y la Argentina, por primera vez en mucho tiempo, podría estar frente a una decisión que la proyecte más allá del Atlántico Sur y la Antártida. ¿Será este el inicio de un sueño tricontinental? El tiempo lo dirá.
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