Rusia atraviesa una reconfiguración profunda de su mercado laboral y estructura social como resultado directo de su guerra prolongada con Ucrania. A medida que el Kremlin intensifica sus esfuerzos de reclutamiento militar, el país ha registrado un déficit histórico de trabajadores y un aumento sin precedentes en la adhesión a las filas del ejército, marcando un nuevo récord en el número de contratos firmados para el servicio activo.
Según datos recientes de la Escuela Superior de Economía de Rusia, difundidos por el medio estatal Izvestia, el país cerró 2024 con una escasez de 2,6 millones de trabajadores, el número más alto registrado hasta la fecha. Las áreas más afectadas incluyen la manufactura (con una falta de 391.000 empleados), el comercio (347.000) y el transporte (219.000), sectores en los que los salarios mensuales han trepado hasta superar los 100.000 rublos (USD 1.200), más del 50% por encima del promedio nacional.

Este desequilibrio laboral está directamente vinculado a la creciente militarización del país. Desde la invasión a gran escala de Ucrania en febrero de 2022, Moscú ha optado por una estrategia de reclutamiento agresivo basada en contratos altamente remunerados y campañas de propaganda patriótica, evitando por ahora una movilización general.
Escalada en el reclutamiento militar
Tal como reportó Escenario Mundial el pasado abril, el número de contratistas voluntarios en Moscú se duplicó en marzo y volvió a crecer significativamente en abril. Solo en los primeros diez días de ese mes, se firmaron 993 contratos con el Ministerio de Defensa ruso, frente a los 499 de marzo, 503 de febrero y 341 de enero, evidenciando una aceleración sistemática del reclutamiento.
El fenómeno obedece a varios factores: la intensificación del conflicto bélico, una red propagandística reinstalada en puntos neurálgicos de la capital (como estaciones del metro), y sobre todo, la necesidad económica. Pese a que las autoridades moscovitas reconocen limitaciones presupuestarias, las campañas patrióticas resurgen con fuerza como principal anzuelo de captación, reemplazando las bonificaciones económicas por apelaciones emocionales al deber nacional.
El incentivo económico sigue pesando
Aunque el componente simbólico es central, lo económico no deja de ser determinante. Muchos de los nuevos reclutas provienen de sectores con ingresos inferiores a los 50.000 rublos mensuales, y los contratos con las Fuerzas Armadas ofrecen sumas iniciales de hasta 400.000 rublos, sueldos de 210.000 rublos y bonificaciones especiales, lo que eleva el ingreso potencial a 600.000 rublos mensuales en zona de combate.

Esta dinámica ha alimentado una suerte de “carrera contra el tiempo” entre los potenciales voluntarios. Algunos expresan su deseo de enrolarse antes de un eventual cese de hostilidades, temiendo que con la paz desaparezcan los beneficios económicos asociados al conflicto. La narrativa dominante —“todos están allá”— responde tanto a la presión social como a historias familiares de muerte o heridas en el frente, que refuerzan la decisión de alistarse.
Impacto económico y social
La reconfiguración del mercado laboral ruso se enmarca en un contexto de inflación creciente (9,5% anual) y devaluación del rublo, acentuado por las sanciones occidentales y los costos de guerra. El Banco Central elevó la tasa de interés del 7,5% en julio de 2023 al 21% actual para frenar el alza de precios, mientras que la participación laboral alcanzó un récord con el 61% de los mayores de 15 años activos.
Además del colapso migratorio, los sectores más afectados demandan perfiles técnicos que escasean: ingenieros, científicos, docentes y médicos. La combinación de fuga de talento, militarización forzada y presión inflacionaria dibuja un horizonte incierto para la economía rusa.
Desde Ucrania, el gobierno de Volodímir Zelenski estima que actualmente hay unos 600.000 soldados rusos desplegados en su territorio. Según declaraciones de Pavlo Palisa, vicejefe de la Oficina del Presidente, Rusia planea incrementar esa cifra en 150.000 efectivos adicionales durante 2025. Paralelamente, el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas ucranianas reportó que las bajas rusas ascienden a 967.060 desde el inicio de la guerra a gran escala.
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