En un intento por disuadir los esfuerzos bélicos del Kremlin, el gobierno del Reino Unido impuso nuevas sanciones a una flota de petroleros rusos. Estos tendrán prohibida la entrada en puertos británicos y podrán ser detenidos si se encuentran en aguas nacionales.
Según 10 Downing Street, residencia oficial y despacho del primer ministro británico, los petroleros forman parte de la denominada “flota fantasma rusa”. Son conocidos por haber transportado cargamentos por valor de más de (24.000 millones de dólares desde principios de 2024 y por financiar, en gran medida, la guerra contra Ucrania. Se cree que incluye buques “decrépitos y peligrosos”, a algunos de los cuales se les atribuye una “navegación temeraria”.

Se estima que la medida será anunciada oficialmente por el primer ministro Sir Keir Starmer durante una cumbre de líderes del norte de Europa, conocida como la Fuerza Expedicionaria Conjunta (JEF). El Reino Unido también espera que el grupo, que actúa como coalición de defensa, anuncie apoyo adicional a Ucrania en la cumbre de Oslo, ya que para Starmer “cada paso que aumente la presión sobre Moscú y trabaje por la paz para Ucrania es un paso más hacia la seguridad y la prosperidad del Reino Unido”.
Contexto y antecedentes de las nuevas sanciones
Las recientes y marcadas preocupaciones del Reino Unido surgen luego de los informes de daños que sufrió un importante cable submarino en el mar Báltico, y al despliegue británico del pasado 6 de mayo. Este último se consolidó como una operación naval para monitorear de cerca al submarino ruso Krasnodar, de clase Kilo, mientras atravesaba el Canal de la Mancha rumbo al Báltico.
El patrullero HMS Tyne, con base en Portsmouth, fue el encargado de interceptar visualmente al Krasnodar cuando este navegaba en superficie cerca del litoral francés. Según fuentes militares británicas, el buque escoltó al submarino durante todo su trayecto por aguas británicas hasta que la responsabilidad fue transferida a fuerzas aliadas fuera del estrecho de Dover. La maniobra se desarrolló como parte de la operación aliada Highmast 2025.

En este contexto, la Armada británica se encuentra realizando patrullajes activos y coordinados con sus socios de la OTAN por las crecientes tensiones con Rusia -puntualmente, con la anteriormente denominada “flota fantasma”-. Principalmente, porque se sospecha que los buques rusos realizan actividades ilegales, como el sabotaje de cables submarinos, que impactan en la seguridad nacional del Reino Unido y de toda Europa.
El submarino ruso Krasnodar, recientemente monitoreado, había estado operando en el Mediterráneo oriental. Pero el tránsito de corbetas y buques de abastecimiento rusos por el Canal de la Mancha ha sido frecuente en los últimos meses, y forma parte de los despliegues logísticos del Kremlin hacia el enclave de Kaliningrado. Por estos motivos, la aplicación de las sanciones busca monitorear estos movimientos y evitar que se lleven a cabo acciones que puedan alterar el equilibrio regional.
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