Las recientes advertencias del ministro de Energía de Ucrania, German Galushchenko, envían una alarmante señal: el país está cerca de sufrir catastróficas fusiones nucleares debido a los bombardeos de Rusia en las centrales vigentes. Los ataques con misiles a las tres centrales bajo control ucraniano, así como a sus subestaciones, cables e infraestructura asociada, están poniendo a Europa en peligro, declaró.
Los comentarios de Galushchenko surgen luego de la cumbre mundial sobre energía en Londres de la semana pasada, donde el funcionario comparó el impacto potencial de una fusión de este tipo en la actualidad con la catástrofe nuclear que sucumbió a Japón en 2011. Advirtió que los bombardeos rusos de las centrales nucleares ucranianas podrían desencadenar exactamente los mismos acontecimientos, expresando grandes preocupaciones al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

Incluso, Galushchenko y su personal comenzaron a realizar ejercicios de entrenamiento para hacer frente a un evento de este tipo en caso de que suceda, utilizando las previsiones meteorológicas y de viento para averiguar qué partes de Europa podrían verse afectadas. Entre ellas, destaca Europa central, Turquía, Rumanía, Bulgaria, Rusia y, por supuesto, Ucrania.
“Rusia ha estado atacando las subestaciones que suministran energía de refrigeración independiente a la central nuclear. Por eso, cuando se destruyen estas fuentes de alimentación, las unidades nucleares entran en un régimen de parada de emergencia. La electricidad para la refrigeración tiene que ser suministrada por un generador diesel de reserva, pero esto es peligroso porque los generadores de reserva pueden fallar. Hemos estado muchas veces a un paso de una fusión nuclear”, subrayó.
Número que encienden alarmas
Europa, que en la actualidad tiene más de 100 reactores nucleares operativos, ya ha sufrido dos catástrofes de este tipo. Principalmente y la más conocida, la explosión de Chernóbil en 1986, o también el accidente similar en la central británica de Windscale, ahora Sellafield, en 1957.
De estas estadísticas, Ucrania se destaca, ya que posee cuatro centrales nucleares con un total de 15 reactores en funcionamiento, además de las reservas adyacentes de barras de combustible usadas y otros residuos radiactivos. Dos centrales se encuentran en el oeste -Jmelnytskyi y Rivne-, mientras que la tercera está en el sur, al norte de Odesa y más cerca de las líneas del frente. Zaporizhia es la más oriental, aunque se pausó su funcionamiento luego de que Rusia tomara el control de la misma.

Hoy día, hay múltiples informes de ataques con drones y artillería alrededor de los reactores y almacenes de residuos. En este contexto, el OIEA ha emitido diversas advertencias sobre el riesgo de catástrofe nuclear provocada por el conflicto. El pasado jueves, Rafael Grossi, director general del organismo, afirmó que “lo que antes era prácticamente inimaginable -pruebas de una acción militar en las proximidades de una gran instalación nuclear- se ha convertido en algo casi cotidiano y en parte habitual de la vida en la mayor central nuclear de Europa”.
En cierto punto, es posible afirmar que la escala de los ataques a las infraestructuras energéticas ucranianas es preocupante. Desde 2022, Rusia se ha apoderado de 18 gigavatios (GW) de los 58GW originales de capacidad de generación de energía de Ucrania, incluyendo seis centrales térmicas, y Zaporizhia, que producía 6GW. Los mismos ataques denunciados en repetidas ocasiones también destruyeron la central hidroeléctrica de Kakhovka, cerca de la ciudad meridional de Dnipro. Se estima que estos bombardeos contra infraestructuras energéticas críticas han destruido o dañado más de 63.000 equipos energéticos, incluidas las principales subestaciones de alta tensión.
Te puede interesar: Ucrania aprueba la compra de nuevos reactores nucleares en medio de la incertidumbre que provoca la hipotética posguerra con Rusia














