El gobierno argentino confirmó que el próximo viernes el directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobará el nuevo acuerdo de facilidades extendidas con el país, tras el visto bueno técnico (staff-level agreement) alcanzado esta semana.
El entendimiento implica un programa de facilidades extendidas por US$20.000 millones a 48 meses, con un desembolso inicial que podría superar el 40% del total, aunque persisten incertidumbres respecto del cronograma de pagos, las condiciones estructurales asociadas y el posible rediseño del régimen cambiario.

Fuentes diplomáticas le confirmaron a Escenario Mundial que el tema será tratado por el board del FMI en la misma sesión en que se abordarán los principales informes económicos del organismo, ya que, si bien el cronograma de la reunión aún no se publicó oficialmente en el sitio del Fondo, se da por hecho que la aprobación ocurrirá esta semana, abriendo la puerta a un desembolso inmediato que podría estar entre los US$8.000 y US$12.000 millones, e incluso alcanzar cifras mayores.
El préstamo incluiría un componente de financiamiento neto cercano a los US$6.000 millones, dado que durante los próximos cuatro años Argentina debe afrontar vencimientos con el FMI por unos US$14.000 millones, donde este excedente sería destinado principalmente a cancelar Letras Intransferibles en poder del Banco Central, lo que permitiría reducir pasivos no negociables y mejorar la contabilidad de reservas netas, aunque en los hechos se sustituye deuda interna por externa.
Expectativa por definiciones cambiarias
Más allá del alivio inmediato en términos de liquidez, la clave del programa pasa por la política cambiaria. El actual esquema de crawling peg del 1% mensual, el dólar blend que permite a los exportadores liquidar un porcentaje en el mercado financiero y la fuerte esterilización monetaria han sostenido la estrategia de estabilización desde diciembre, pero, sin embargo, la sangría de reservas registrada en marzo —más de US$1.100 millones vendidos por el BCRA— puso en duda la sostenibilidad de ese modelo, alimentando rumores de un cambio en el régimen.

En ese marco, el mercado evalúa escenarios que van desde una devaluación discreta, seguida de un nuevo crawling peg sin dólar blend, hasta un sistema de bandas cambiarias con flotación controlada, aunque la opción de una liberalización plena del mercado continúa descartada por el propio presidente Milei, debido principalmente a la falta de reservas suficientes y la fragilidad del anclaje inflacionario.
Los analistas coinciden en que cualquier cambio deberá acompañarse de reglas claras, por ejemplo, la eliminación del dólar blend podría reforzar las reservas brutas, pero requeriría nuevos mecanismos para absorber liquidez, en especial si también se abandona la meta de base monetaria amplia, que desde julio pasado se mantiene en torno a los $48 billones bajo la política de emisión cero.
La importancia de no repetir los errores pasados
El antecedente del acuerdo stand-by de 2018 —cuando el FMI desembolsó US$44.500 millones sin evitar la crisis cambiaria— sigue presente en ambas partes. Aquel programa, que se utilizó principalmente para intervenciones cambiarias y pagos de deuda, fracasó en restablecer el acceso a los mercados y terminó agotando las reservas.

Algunos economistas locales anticiparon a Escenario Mundial que el régimen actual de tipo de cambio “tiene los días contados”, aunque otros proyectan una posible absorción de pesos a través de un nuevo BOPREAL para el giro de dividendos al extranjero, lo que, combinado con los desembolsos multilaterales —que incluirían aportes del Banco Mundial, el BID y la CAF—, permitiría acumular entre US$15.000 y US$25.000 millones, reduciendo así el tipo de cambio implícito entre reservas y base monetaria amplia.
En esa línea, varios analistas coinciden en que una acumulación rápida de reservas y una absorción eficiente de pesos habilitaría levantar progresivamente el cepo, aunque ese paso sigue siendo considerado prematuro, dependiendo prácticamente del entorno externo, condicionado por la actual guerra comercial y la política monetaria de Estados Unidos.
¿Qué espera el mercado tras el acuerdo?
Por ahora, los ojos están puestos en tres aspectos: el detalle del cronograma de desembolsos, las metas fiscales y monetarias exigidas, y la orientación futura del régimen cambiario.

No obstante, el éxito de este nuevo programa no estará determinado por el volumen del financiamiento, sino por la arquitectura técnica y política que lo acompañe, principalmente en una economía donde las crisis de balanza de pagos han sido cíclicas, teniendo la necesidad de construir un régimen de estabilidad que no vuelva a depender de un próximo salvataje internacional.
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