Las Fuerzas Armadas de Ucrania habrían desplegado cerca de 15.000 robots de combate a lo largo del frente oriental, en un intento por contrarrestar el fortalecimiento ofensivo de las tropas rusas. Este avance se produce en un contexto de estancamiento en las negociaciones de cese al fuego y una guerra que continúa recrudeciéndose a lo largo de múltiples puntos estratégicos.
Los nuevos sistemas, apodados informalmente como “asesinos silenciosos”, representan el mayor uso de plataformas autónomas y teledirigidas por parte de Ucrania desde el inicio del conflicto en 2022. Se trata de unidades diseñadas para operaciones de reconocimiento, apoyo de fuego y combate directo, capaces de operar en condiciones climáticas extremas y terrenos de alta exigencia, como los que caracterizan la región del Donbás.
Uno de los modelos más destacados es el Lyut, un robot compacto armado con munición de 7,62 mm, similar a la utilizada por los fusiles de asalto AK-47. Este dispositivo ya ha sido probado en situaciones de combate real y se emplea tanto para tareas de vigilancia como para ofrecer fuego de cobertura a unidades de asalto. Su diseño permite actuar como arma de emboscada, disparando desde ángulos inesperados y minimizando la exposición de las tropas ucranianas.

Los ingenieros militares ucranianos han incrementado la producción de estos sistemas en instalaciones secretas ubicadas dentro del país, en respuesta al aumento de los ataques rusos. Los robots se transportan en camionetas militares y funcionan mediante motores eléctricos silenciosos, lo que les permite prolongar su operación en el campo y reducir la detección enemiga.
Estas plataformas están siendo operadas remotamente desde posiciones seguras, lo que reduce significativamente los riesgos para el personal humano, en un escenario donde Ucrania ha sufrido importantes bajas. La capacidad de operar tanto de día como de noche otorga a estas unidades un valor táctico clave, especialmente en entornos urbanos donde se libra gran parte de la lucha actual.
Según fuentes citadas por el medio británico Daily Mirror, “Ucrania se ha consolidado como una potencia tecnológica en materia de defensa, desarrollando soluciones innovadoras que le permiten resistir y contraatacar eficazmente”. Aunque la guerra se libra en gran parte con tácticas convencionales —trinchera a trinchera y edificio por edificio—, el uso de drones y robots ofrece una ventaja estratégica creciente.

La apuesta ucraniana por la guerra tecnológica se refleja en los presupuestos. Solo en el primer trimestre de 2025, el Ministerio de Defensa ucraniano destinó alrededor de 120 millones de dolares al desarrollo e incorporación de sistemas de combate robóticos. Este esfuerzo también incluye la capacitación del personal militar para operar eficazmente estos nuevos recursos.
A pesar del entusiasmo por la integración de estas tecnologías, Ucrania enfrentó importantes desafíos técnicos antes de poder desplegar robots en una escala significativa: desde problemas de conectividad en zonas rurales, hasta la necesidad de mejorar la maniobrabilidad todoterreno y mantener los costos de producción a niveles sostenibles.
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