En el año 2013, el Reino Unido organizó un plebiscito en las Islas Malvinas para que los ciudadanos votaran si seguir siendo o no un “territorio británico de ultramar”, cumpliéndose hoy 12 años de aquel acontecimiento. En palabras de la cuenta oficial del Gobierno de las Islas Malvinas en el Reino Unido y Europa en X, en ese entonces hubo una participación del 93% y el 99,8% del electorado votó a favor.


“Esto fue autodeterminación en acción y la autodeterminación sigue siendo el núcleo de nuestra relación con el Reino Unido en la actualidad”, afirma el ilegítimo gobierno británico en Malvinas. No obstante, la posición británica en las Islas refleja la situación colonial que atraviesa en el territorio.
En palabras del abogado y magíster en Relaciones Internacionales, Facundo Rodriguez, se trata de un “eufemismo” utilizado como “propaganda británica” para justificar la irreal situación jurídica en Malvinas. “El referéndum no contó con el apoyo, el aval ni la fiscalización de la ONU. Al ser las islas Malvinas, de acuerdo con la Carta de Naciones Unidas, un territorio no autónomo sujeto a descolonización, corresponde a la ONU, y no a la potencia administradora, decidir cuándo dichos territorios han sido descolonizados”, afirma el experto.
¿Por qué es importante entender las verdaderas intenciones británicas sobre este referéndum?
Rodriguez destaca que existen dos tipos de referéndums o plebiscitos: aquellos en que existen pretensiones soberanas por parte de dos o más Estados sobre un territorio y es la población de este quien decide (por ejemplo, los referendos en Niza, Bélgica y la región renana alemana tras la Primera Guerra Mundial), y; aquellos en los que existe un “pueblo”, en el sentido jurídico, que ejerce su derecho de libre determinación y decide sobre su estatus jurídico internacional del territorio sobre el que se encuentra.
En pocas palabras, la ONU es el organismo encargado de decidir la situación política y jurídica de Malvinas, y ha sido históricamente categorizada como “un caso especial de colonialismo que no se reconoce presente a un ‘pueblo’ con derecho a la libre determinación”. Por ende, la decisión ilegítima del gobierno británico de adoptar una postura de autodeterminación en las Islas es inconsistente.

Un ejemplo de situación similar son los referéndums llevados a cabo por Rusia en la región del Donbass, como lo fue en Crimea en 2014, que carecen de todo efecto jurídico porque son territorios también disputados por Ucrania. Pero para Rodriguez, la “correcta condena de este tipo de acciones por parte de la comunidad internacional hubiera tenido mucha más fuerza si el accionar pasado de las potencias occidentales, en especial aquellos Estados parte de la OTAN, no fuera flagrantemente contradictorio”.
En general, lo que hoy celebra el Reino Unido en Malvinas es un acto ampliamente cuestionado desde el derecho internacional que, avalado por la falta de apoyo y supervisión de la ONU, continúa reflejando la ilegítima presencia británico en las Islas. Este referéndum que tanto se festeja no sólo no reconoce el carácter colonial del territorio, sino que tampoco respeta los procesos de descolonización establecidos e ignora las cientos de muertes de argentinos que perdieron la vida luchando por su tierra a partir de aquel 2 de abril de 1982.
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