El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva para desarrollar un avanzado defensa antimisiles denominado “Golden Dome”; sin embargo, enfrenta una serie de desafíos políticos. Este sistema de defensa busca proteger al país de amenazas como misiles balísticos, hipersónicos y de crucero, modernizando las capacidades actuales y enfrentando las nuevas tecnologías de adversarios potenciales.

En este sentido, el general Michael Guetlein, vicejefe de Operaciones Espaciales, afirmó que “se necesitará un esfuerzo concertado desde lo más alto de nuestro gobierno” para llevar a cabo esta iniciativa, destacando la necesidad de una colaboración interinstitucional sin precedentes. La Fuerza Espacial, la Agencia de Defensa de Misiles y la Oficina Nacional de Reconocimiento, entre otras, trabajan en opciones conjuntas para materializar esta visión y presentarán sus propuestas a la Casa Blanca a finales de marzo.

Uno de los principales desafíos del “Golden Dome” radica en la integración y cooperación entre las diversas agencias involucradas. Guetlein subrayó que “sin duda, el mayor desafío será el comportamiento y la cultura organizacional”, ya que estas entidades no están acostumbradas a un nivel de integración tan elevado. Además, la implementación de interceptores espaciales plantea retos técnicos significativos que requerirán soluciones innovadoras y coordinación efectiva.

Críticas al escudo antimisiles de Trump

En este contexto, países como Rusia condenaron la iniciativa, acusando a Estados Unidos de intentar desequilibrar la balanza nuclear global y militarizar el espacio. La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso, Maria Zakharova, afirmó que el plan “socava la capacidad de disuasión nuclear de Rusia y China” y podría dificultar futuras negociaciones sobre control de armas nucleares.

Además, expertos en defensa señalaron que la construcción de una red masiva de interceptores espaciales podría tener un costo estimado entre 370.000 millones y 1,2 billones de dólares. Esta propuesta busca interceptar misiles en su fase inicial de vuelo, pero plantea interrogantes sobre su viabilidad económica y técnica.

Redacción
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