El martes por la noche, los habitantes del barrio La Rosita, en San Miguel del Padrón, un municipio en la periferia de La Habana, salieron a protestar tras más de dos semanas sin acceso a agua potable. Según los mismos residentes de La Habana, representantes del gobierno acudieron y enviaron camiones cisterna, lo que alivió temporalmente la situación. Sin embargo, el problema persiste, y el gobierno cubano no parece brindar soluciones en el corto plazo.
La escasez de agua en Cuba no es nueva, pero se ha agravado por el deterioro de la infraestructura, la falta de mantenimiento y la escasez de combustible, ya que el sector del agua es uno de los mayores consumidores de electricidad. Las autoridades han admitido que más de 600.000 personas en el país sufren de falta de agua. En La Habana, alrededor de 130.000 personas están afectadas, y en otras provincias, miles también enfrentan problemas similares.
Sin embargo, el problema parece más grave de lo que las autoridades reconocen. Un informe del Observatorio Cubano de Derechos Humanos estima que alrededor de 1,9 millones de personas carecen de acceso al agua potable, y muchas más la reciben de manera intermitente.
Aunque el gobierno ha enviado camiones cisterna, a menudo no se pueden distribuir debido a la falta de combustible o neumáticos. Esto ha generado un mercado informal donde los cubanos pagan hasta 8.000 pesos por un camión cisterna. El mal estado del sistema de agua y el aumento de aguas residuales también se atribuyen a la mala gestión de la empresa estatal Aguas de La Habana, que enfrenta una pérdida significativa de trabajadores debido a los bajos salarios.
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Fuente: El País