En el transcurso de las últimas semanas, el mundo se ha visto movilizado por los ataques sin precedentes que consistieron en el lanzamiento de más de 300 misiles y drones lanzados desde la República Islámica de Irán hacia Israel. Si bien, fuentes de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) confirmaron que su ejército –junto con algunos aliados extranjeros- lograron derribar el 99% de los mismos, la respuesta de Israel y una potencial regionalización del conflicto, sumado al ingreso de otros actores a la contienda bélica, ha llevado a que el fantasma de una tercera guerra mundial empiece a asomar, despertando cierta sensación de miedo e incertidumbre a nivel global.

Tal como era de esperarse, el hecho generó repercusiones en diversos países alrededor del mundo y Argentina no fue la excepción. A pocas horas del ataque iraní, el gobierno nacional lanzó un comunicado en donde repudiaba enfáticamente la iniciativa bélica del régimen de Irán y afirmaba –una vez más- su apoyo al Estado de Israel, y al derecho que tiene el mismo a defender su soberanía, “en especial contra regímenes que promocionan el terror y buscan la destrucción de la civilización occidental”.

Con relación a esto, días antes de que tenga lugar este nuevo capítulo en la brasa encendida que es la región de Medio Oriente, la Cámara Federal de Casación Penal determinó que tanto el atentado terrorista contra la Embajada de Israel (1992), como el ocurrido en la AMIA (1994) fueron perpetrados por Hezbolá bajo el auspicio de la República Islámica de Irán, declarándolo a este último, como un “estado terrorista”. No obstante, pocos días atrás, Argentina ordenó la captura internacional de Ahmad Vahidi –actual ministro del Interior iraní- quien presuntamente se encuentra vinculado al último de los ataques mencionados previamente.

Es a raíz de todo lo mencionado previamente que, en vísperas de cualquier acontecimiento que podría poner en peligro al país, el gobierno argentino se ha visto en la necesidad de reforzar la seguridad de sus fronteras, haciendo hincapié en una de las zonas más “confusas” y peligrosas de la región sudamericana: la Triple Frontera. En dicha región –denominada así por su ubicación en Argentina, Brasil y Paraguay-, los rumores de la presencia de células de la organización terrorista libanesa Hezbolá -sumado al contrabando y al narcotráfico que asola el lugar desde hace décadas- han llevado a que la Triple Frontera se lleve la fama de ser una “zona liberada”.

¿Presencia terrorista en la Triple Frontera?

En innumerables ocasiones se ha hablado de la amenaza y el peligro de la presencia de organizaciones de índole terrorista en países de Medio Oriente, África y Europa. Sin embargo, América Latina no ha estado exenta de la presencia de grupos criminales transnacionales vinculados al contrabando, al narcotráfico, y también al terrorismo. 

Dentro de las tantas razones que tratan de explicar la diversidad delictiva de la zona, podríamos hacer referencia a los escasos controles y las normativas laxas existente en la región, lo cual facilita todo tipo de actividades ilegales entre las cuales se encuentra el tráfico de armas y drogas, la trata de personas, la falsificación de documentos y, nada más ni nada menos que, el terrorismo y su desarrollo.

Ahora bien, poniendo nuestro foco en esto último, ya desde hace años, el rumor de la presencia y establecimiento de células terroristas pertenecientes a distintas organizaciones de dicha índole en el área de la Triple Frontera ha ido creciendo basándose en diversas fuentes y testimonios que dicen afirmar esto. 

Haciendo mención a esto, uno de los casos que circulan, es el de Hezbolá –la organización terrorista con base en el Líbano, pero manipulada desde Teherán- que ya desde hace mucho tiempo decidió “exportar” el terror planeando y efectuando atentados terroristas traspasando las fronteras de lo que se conoce como Medio Oriente. Y fue así que, en 1985, tras haber llevado a cabo un ataque terrorista en Dinamarca como supuesta venganza de un ataque israelí en el Líbano, Hezbolá declaró que “a partir de ahora, tendrían como blanco de ataque toda institución sionista, estadounidense o reaccionaria en diversas partes del mundo”.

Con relación a esta última cuestión, ¿Quién más que Argentina puede dar fe de aquello? Siete años después de aquellas declaraciones de Hezbolá, se produciría el ataque terrorista que destruyó por completo la Embajada de Israel, causando 22 muertos y dejando cientos de heridos. Seguido de, en 1994, uno de los atentados terroristas más mortales que tuvo lugar en suelo argentino, como fue el atentado contra la AMIA, que se llevó la vida de 85 personas y más de 300 heridos.

En cuanto a este último atentado, durante años se especuló con que el ataque había sido minuciosamente planeado –durante más de 10 años- entre los mandatarios de Irán, las autoridades de la organización terrorista Hezbolá desde el Líbano y los agentes de dicha organización desde la Triple Frontera. Funcionando –esta última región- como la red de apoyo de Hezbolá en América del Sur desde la década del 80. Esto de acuerdo a lo planteado por la inteligencia argentina, que sostuvo que la organización terrorista se encontraba realizando tareas de reclutamiento en Brasil, a fin de radicalizar a la vasta comunidad libanesa chiita de aquel país. Dicho reclutamiento, estuvo a cargo de Mohamed Taghi Tabatabei Einaki junto a Mohsen Rabbani –principal acusado por el atentado a la AMIA- quienes fueron enviados a Sudamérica encomendados con esa tarea. Hasta lo que se sabe, estos agentes “trabajaban” desde la Galería Page, ubicada en Ciudad del Este, la cual –como se conoció años después- funcionaba como puesto de mando del Hezbolá en la zona de la Triple Frontera. 

Mientras que las sospechas acerca del presunto reclutamiento, estas luego serían confirmadas por el Comando Especial de Operaciones de los Estados Unidos, que -en un estudio dirigido por el mismo- señalaba que la radicalización y la captación de nuevos adeptos, derivó en la creación de células de carácter más formal que las simples redes de descendientes libaneses que solo aportaban cierto apoyo financiero a la organización. 

¿Un peligro más cercano de lo pensado?

La creciente y tensa situación de Medio Oriente –particularmente los enfrentamientos entre Israel e Irán- sin duda alguna, han encendido nuevamente las alarmas sobre un posible ataque de Irán en el extranjero. Es por esto que, teniendo en cuenta el peligro que representaría la presencia de la organización terrorista Hezbolá en la región de la Triple Frontera, en las últimas semanas y tal como señalamos previamente, el gobierno argentino ha decidido reforzar la seguridad en las zonas lindantes al área mencionada como así también, multiplicó la presencia de fuerzas de seguridad en edificios vinculados a la comunidad judía a lo largo y ancho del país. Por su parte, similares medidas de seguridad se tomaron en la frontera norte con Bolivia. Aquello no se trataría de algo descabellado, teniendo en cuenta que, el año pasado, Bolivia formalizó una alianza estratégica con la República Islámica de Irán mediante un “acuerdo de defensa”, en donde Irán le proveería armamento al ejército boliviano con el fin de “proteger sus fronteras”, algo que fue tomado como ofensa por parte del gobierno argentino. 

Unas reflexiones finales

Hasta aquí no quedan dudas de que la presencia de células terroristas –ya sean vinculadas a Hezbolá o a cualquier otro grupo de esa índole- en la región de la Triple Frontera consiste en un complejo problema que las agencias federales antiterroristas del continente sudamericano deberían centrar su foco de atención, debido a que, cientos de veces, el fenómeno del terrorismo –y el peligro que este supone- suele subestimarse debido a la enorme lejanía que nuestro país tiene con el epicentro del terrorismo como lo es Medio Oriente.

Sin embargo, en el caso del terrorismo yihadista se trata de un fenómeno caracterizado por su vocación de traspasar las fronteras de Medio Oriente y expandirse a fin de atacar todo vestigio de la cultura occidental. Tanto es así que, como pudimos observar a lo largo del artículo, Latinoamérica no se encuentra exenta de esto.

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Máximo Alterman
Licenciado en Ciencias Políticas por Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino y maestrando en RRII en la Universidad de Belgrano. Gran interés en Medio Oriente y particularmente, el fenómeno del Terrorismo

1 COMENTARIO

  1. Siempre culpando a los vecinos de sus problemas como si todos ustedes fueran santitos y el resto somos los malos, ustedes no tienen narcos ni contrabandistas ni traficantes de armas, etc. entre sus compatriotas NADA todos angelitos — nunca mea culpas que los necesitan a toneladas para ayer y mucho.

    Creen que la Triple Frontera es “zona liberada” porque jamás se ocuparon en leer/comprender/cumplir el acuerdo del Mercosur, jamás se integraron al vecindario (especialmente los porteñistas), ningunean la función y trabajo del Comando Tripartito y creen que el ombligo del universo es Buenos Aires.

    Paraguay fue el primer lugar en el mundo donde Israel sufrió un atentado y nos acusan de laxos por ver mucha producción Hollywoodense. ¿Creen que a nosotros no nos preocupa que Bolivia tenga de huésped a Irán? a pesar de eso ¿nos ven maltratando/acusando a todos los bolivianos de cualquier cosa? JAMÁS, ¿o qué no hacemos nada internamente a pesar de todos nuestros problemas domésticos?

    En vez trabajar con los gobiernos del vecindario para mejorar la seguridad en forma conjunta hacen lo más fácil e infantil que es buscar chivos expiatorios, ofender y minimizar los esfuerzos que estamos haciendo todos nosotros. Ojalá decidan de una buena vez salir del Mercosur y aislarse del subcontinente a ver si ahí por fin resuelven sus eternos problemas y [geo]políticamente maduran.

    Saludos.

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