El atentado terrorista ocurrido en el Crocus City Hall de Moscú semanas atrás, logró que los ojos del mundo pusieran nuevamente su atención en el autodenominado “Estado Islámico”, mundialmente conocido por sus siglas ISIS.

Si bien las capacidades que poseía el autodenominado “Estado Islámico” en la región comprendida entre Siria e Irak tuvieron un enorme golpe tras los reiterados asesinatos de sus respectivos líderes en manos del ejército de los Estados Unidos, sumado a la fuerte y persistente resistencia de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) –lo que le costó muchísimo territorio a ISIS-, esta organización terrorista posee distintas “células” alrededor del mundo que, en algún momento, le juraron lealtad y comparten el objetivo de construir un “Califato” a nivel global en donde impere la polémica Sharia (Ley Islámica).

El terror reina en la región

Algunos ejemplos de las organizaciones terroristas que le han jurado fidelidad a ISIS son los conocidos ejemplos de ISWAP y Boko Haram, en el caso de África –de los cuales hablamos hace un par de semanas- o de ISIS-K (Estado Islámico del Gran Khorasán) quienes, horas después del ataque, realizaron un comunicado vía Telegram en el cual se adjudicaban el atentado que acabó con la vida de, al menos, 130 personas y dejó un saldo de más de 180 heridos. Este ataque terrorista fue uno de lo más letales que tuvieron lugar en suelo ruso en las últimas dos décadas.

A pesar de lo comentado anteriormente, y para el asombro de muchos, la relación de Rusia con el terrorismo posee un largo historial que data de años de guerra y atentados perpetrados en el vasto territorio ruso, pero que, sin embargo, una región en particular es la que podríamos llamar el epicentro del terrorismo en Rusia. Estamos hablando de Chechenia, una región complicada que intentaremos explicar brevemente en los próximos párrafos.

Antecedentes y las Guerras de Chechenia

Tanto Chechenia, Daguestán como así también Osetia del Norte son tres de las tantas Repúblicas en las que se divide el amplísimo territorio ruso. Sin embargo, todas estas se encuentran muy lejos de asemejarse a las costumbres y estilo de vida socio-político determinados por Moscú debido a dos grandes factores, y –sin lugar a dudas- la presencia de un tercero de carácter determinante. En primer lugar, hacemos noción a las aspiraciones independentistas que circulan en la región desde la época zarista. Por otro lado, la férrea autodeterminación de sus pobladores y, por último, el fuerte componente religioso que, sin dudas, fue contribuyendo al desarrollo de ese fervoroso nacionalismo checheno. Con relación a esto, cabe recordar que el islam es la segunda religión de Rusia y la presencia de población musulmana es mayoría en las Repúblicas rusas que conforman el Cáucaso. 

Recién en 1991 –en plena disolución de la Unión Soviética- Chechenia logró su independencia bajo el gobierno de Dzhokhar Dudayev al costo de un fuerte atraso industrial y de obra pública, lo que le dio lugar al crecimiento del crimen organizado y otras actividades ilegales.

Fue entonces que, en 1994 –primer año de la Federación Rusa- el presidente Boris Yeltsin tomó la decisión de enviar tropas a Chechenia obteniendo –para sorpresa de muchos- una fuerte resistencia por parte de los chechenos, en gran medida debido al uso de tácticas terroristas, liderados por un comandante llamado Shamil Basayev. Esto daría lugar a la llamada Primera Guerra Chechena que terminaría dos años después. 

Tal y como señalamos previamente, los componentes político-religiosos se entrelazaron en la región del Cáucaso, lo quedó aún más evidente tras la creación del “Estado Islámico de Daguestán” tras una incursión violenta a dicha República realizada por Basayev y un palestino llamado Emir Hattab. Esto, y una serie de atentados en distintas ciudades rusas, cedieron el lugar para que –el en ese entonces primer ministro- Vladimir Putin iniciara una segunda incursión militar en Chechenia. 

Y fue definitivamente en ese período -durante la brutal segunda Guerra Chechena (1999-2009)- que, las tácticas terroristas empezaron a ser moneda corriente en la región mediante los ataques suicidas y la toma de rehenes. 

Tras muchos años de guerra y terror, finalmente Chechenia se convirtió en parte de la Federación Rusa recién en el año 2007 y es gobernada por Ramzan Kadyrov, quien le ofreció sus servicios a Putin tras haber cambiado de bando. 

A pesar de que la guerra finalizó años atrás, lo sucedió hace unas semanas es un claro ejemplo de que el terrorismo aún permanece arraigado en la región, constituyendo una clara amenaza y demostrando que el factor político-religioso sigue siendo elemental.

El Estado Islámico del Cáucaso, ISIS-C 

Corría el año 2015, y durante el pleno apogeo del autodenominado “Estado Islámico” en Siria e Irak y, – el quien era en ese entonces su portavoz- Abu Mohammad al Adnani declaraba la creación de un nuevo “Califato” que abarcaría las regiones pertenecientes al norte del Cáucaso. De esta manera, daba el inicio de lo que denominarían como el “Estado Islámico del Cáucaso”, la rama de ISIS en la zona de Chechenia y Daguestán, al sur de Rusia.

Meses más tarde se produciría el primer atentado terrorista adjudicado por esta nueva rama de ISIS, y fue, nada más ni nada menos que, contra una base militar rusa ubicada en Daguestán. De esta manera, los ataques de ISIS-C continuarían con los años sembrando terror en una región acostumbrada a vivir entre las esquirlas y las balas. 

Células durmientes, ¿más despiertas que antes?

A pesar de la presunta derrota del ISIS en Iraq y Siria en manos de Estados Unidos y las demás fuerzas militares conjuntas que precipitaron su caída, las distintas células que esta organización terrorista posee alrededor del mundo han cobrado más fuerza en el transcurso de los últimos años. 

Los casos de ISWAP en África, el Estado Islámico del Cáucaso e ISIS-K en la zona de Asia Central son algunos de los ejemplos de que el autodenominado “Estado Islámico” por más extinto que parezca, sigue sembrando terror en múltiples regiones del planeta. Esto, estadísticamente avalado por la gran cantidad de atentados terroristas perpetrados en su nombre, sumado a aquellos –mal denominados- lobos solitarios que actúan bajo el auspicio de dicha organización sin tener relación alguna que los vincule a tal. En el caso del ISIS-K – la rama del autodenominado “Estado Islámico” que se adjudicó el atentado de hace unas semanas en Moscú- se sabe que dicho grupo terrorista concentra sus fuerzas en la zona comprendida por Pakistán, Irán y Afganistán, en donde –desde hace años- mantiene constantes disputas con los Talibanes que gobiernan el país. No obstante, la vocación holística de esta organización terrorista ha demostrado que su expansión puede llegar a traspasar varias fronteras y llegar a muchos países, y quedó demostrado que Rusia no ha sido una excepción.

Te puede interesar: Rusia acusa a Reino Unido, Ucrania y Estados Unidos de estar detrás del ataque terrorista en Moscú

Máximo Alterman
Licenciado en Ciencias Políticas por Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino y maestrando en RRII en la Universidad de Belgrano. Gran interés en Medio Oriente y particularmente, el fenómeno del Terrorismo

Dejá tu comentario