En medio de acusaciones de falta de libertad y protestas opositoras, el presidente ruso Vladímir Putin se ha impuesto en las elecciones presidenciales de su país con una victoria arrolladora, consolidando su firme control del poder y enviando un mensaje de “fortaleza” a Occidente en medio del conflicto con Ucrania. Según los primeros resultados oficiales y sondeos, Putin obtuvo alrededor del 87% de los votos, el resultado más alto en la historia postsoviética de Rusia. El candidato comunista Nikolai Kharitonov quedó en un lejano segundo lugar con menos del 4%.

En un discurso de victoria en Moscú, Putin afirmó que dará prioridad a resolver las tareas asociadas a la “operación militar especial” en Ucrania y reforzar el ejército ruso. “Nadie ha conseguido intimidarnos o reprimirnos en el pasado, y no lo conseguirán en el futuro”, declaró ante sus seguidores, que coreaban su nombre.

La reelección de Putin, de 71 años, para un nuevo mandato de seis años, le permitirá superar a Josef Stalin y convertirse en el dirigente ruso que más tiempo ha ocupado el cargo en más de 200 años.

Votación cuestionada

Sin embargo, la votación ha sido ampliamente cuestionada por Estados Unidos, Alemania, Reino Unido y otras naciones, que han señalado que no fue libre ni justa debido al encarcelamiento de opositores políticos y la censura.

Inspirados por el líder opositor Alexei Navalny, quien murió en una prisión del Ártico el mes pasado, miles de opositores protestaron al mediodía contra Putin en colegios electorales dentro y fuera de Rusia. Al menos 74 personas fueron detenidas el domingo, según el grupo OVD-Info.

Putin restó importancia a las protestas, afirmando que la muerte de Navalny fue un “triste acontecimiento” y que estaba dispuesto a realizar un canje de prisioneros en el que participara el político opositor.

Cuando se le preguntó si su reelección era democrática, Putin criticó los sistemas político y judicial de Estados Unidos, calificándolos de “desastre” y cuestionando el trato recibido por el expresidente Donald Trump.

Elecciones en el medio de la guerra

Las elecciones rusas se celebran poco más de dos años después de que Putin desencadenara el conflicto europeo más mortífero desde la Segunda Guerra Mundial al ordenar un ataque a Ucrania.

La guerra ha planeado sobre los tres días de elecciones, con Ucrania atacando refinerías de petróleo en Rusia, bombardeando regiones rusas y tratando de perforar las fronteras rusas con fuerzas proxy. Putin afirmó que Rusia podría tener que crear una zona tampón dentro de Ucrania para evitar este tipo de ataques en el futuro.

Aunque la reelección de Putin no estaba en duda dado su control sobre Rusia y la ausencia de verdaderos aspirantes, el ex espía del KGB buscaba demostrar que contaba con el apoyo abrumador de los rusos. La participación en todo el país alcanzó el 74,22%, superando los niveles de 2018.

La reacción de Occidente

Occidente tacha a Putin de autócrata y asesino, mientras que el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskiy, calificó la votación como ilegítima y acusó a Putin de querer gobernar para siempre.

Putin retrata la guerra como parte de una batalla secular contra un Occidente en declive que, según él, humilló a Rusia tras la Guerra Fría invadiendo la esfera de influencia de Moscú.

La elección de Rusia se produce en un momento crucial para la guerra de Ucrania y Occidente en general, con el apoyo a Kiev enredado en la política interna de Estados Unidos antes de las elecciones presidenciales de noviembre.

Aunque Kiev recuperó territorio tras la invasión de 2022, las fuerzas rusas han logrado avances tras una contraofensiva ucraniana fallida el año pasado.

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Redacción
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