El mercado petrolero global experimenta un cambio hacia lo local a medida que los ataques militantes en el Mar Rojo y el aumento de las tarifas de flete influyen en las decisiones de compra de crudo.
En este sentido, la disminución del tráfico de petroleros a través del Canal de Suez está generando una división entre una región comercial centrada en el Atlántico y otra que abarca el Golfo Pérsico y Asia Oriental. Este cambio se refleja, por ejemplo, en la preferencia de los compradores europeos por crudos del Mar del Norte y Guyana.
Además, la fragmentación actual dificulta que países dependientes de importaciones, como India y Corea del Sur, diversifiquen sus fuentes de suministro. En Europa, algunas refinerías evitan comprar crudo iraquí de Basora, prefiriendo cargamentos del Mar del Norte. En Asia, los flujos de Kazajstán han disminuido, y los envíos de crudo desde Estados Unidos a Asia se redujeron en más de un tercio el mes pasado en comparación con diciembre.
Estas tendencias, impulsadas por ataques en el Mar Rojo y mayores tarifas de flete, están afectando la flexibilidad de las refinerías y podrían impactar sus márgenes. Y aunque se espera que esta fragmentación no sea permanente, el analista Viktor Katona señala el difícil equilibrio entre la seguridad del suministro y la maximización de las ganancias en un contexto de altas tarifas de flete.