En una visita a Washington, el jefe de la OTAN, Jens Stoltenberg, destacó el significado estratégico del apoyo militar estadounidense a Ucrania, no solo como un respaldo frente a Putin, sino como un mensaje disuasivo para China.
En este sentido, la asistencia financiera y militar de Estados Unidos a Ucrania se convirtió en un tema de debate en el Congreso. La diferencias políticas entre los legisladores, particularmente con los republicanos planteando dudas sobre la efectividad de esa ayuda, puso trabas significativas.
A pesar de la ayuda previa, el presidente Joe Biden busca la aprobación de un nuevo paquete de asistencia de 61.000 millones de dólares para Ucrania. Sin embargo, los republicanos exigen cambios sustanciales en la política de inmigración y control fronterizo como condición para su respaldo, lo que ha generado tensiones.
En entrevistas con medios estadounidenses, Stoltenberg resaltó la importancia de mantener el apoyo a Ucrania y advirtió que Pekín está observando de cerca la situación. Expertos señalan que la preocupación se centra en que el abandono de Ucrania por parte de Estados Unidos podría llevar a China a considerar acciones militares para tomar el control de Taiwán, aprovechando el debilitamiento del respaldo occidental a Ucrania.