“Cada vez que paso junto a una topadora, quiero detenerme y besarla”, expresó el almirante William Halsey, comandante del Pacífico Sur en 1945, quien había experimentado la importancia de la logística en la guerra y cómo superar las dificultades de distancia, agua, tiempo y escala en la ruta hacia la victoria.
En la actualidad, el Indo-Pacífico sigue siendo un teatro operativo crucial, y las cuatro tiranías interactúan para debilitar la disuasión de Estados Unidos frente a China, especialmente en el ámbito del poder aéreo. Los planificadores del Pentágono deben abordar este desafío de manera integral, considerando las interacciones entre estos elementos en lugar de tratarlos de forma aislada.
En primer lugar, la “tiranía de la distancia” dificulta la disuasión estadounidense en la región, ya que las bases en el Indo-Pacífico se encuentran a una mayor distancia de Estados Unidos continental que las de Europa, generando líneas de suministro más largas y asignando más fuerzas a funciones de apoyo en lugar de combate. Por otro lado, China se beneficia de su proximidad a la zona de combate, permitiéndole concentrar rápidamente su poder militar.
(Aerotécnico de primera clase Katie McKee/Fuerza Aérea).
En segundo lugar, la “tiranía del agua” presenta desafíos tanto para aviones como buques de guerra estadounidenses, aumentando las distancias que deben recorrer para alcanzar objetivos y limitando las opciones de bases, especialmente para aviones de combate de corto alcance. El reabastecimiento en vuelo podría ampliar su alcance, pero los petroleros son vulnerables a los misiles chinos.