La postura estratégica de Israel en el conflicto palestino-israelí estuvo marcada por la percepción de un conflicto duradero, según la perspectiva que el difunto líder israelí Ariel Sharon le confió al periodista Uri Dan en This Burning Land.

De acuerdo a Sharon y Dan: “Los árabes nunca habían aceptado genuinamente la presencia de Israel”, por lo que una solución de dos Estados no era posible ni siquiera deseable. Y añadieron: “Aceptaron el conflicto como una característica permanente de la vida en el Medio Oriente, parte del mundo en el que nacieron y parte del mundo que dejarían atrás. En sus mentes, y en las mentes de un buen número de personas, Israelíes y palestinos: si no aceptaban la naturaleza duradera del conflicto, entonces no entendían el conflicto en absoluto”.

En este sentido, especialistas como Steve Inskeep, afirman que dicha percepción ayuda a entender la postura del actual primer ministro, Benjamín Netanyahu. Desde el inicio mantuvo una ambigüedad estratégica – evidenciada además en sus recientes declaraciones – que muestran la reticencia de Israel para asumir el gobierno de Gaza, incluso después de arrebatar el control de Hamás.

Durante la entrevista del viernes en la edición matutina de NPR, Netanyahu se mostró vago sobre el futuro de Gaza, indicando que las fuerzas israelíes tendrían “responsabilidad militar general” pero sin especificar quién lideraría un eventual “gobierno civil” en dicho territorio. El rechazo del primer ministro a respaldar a la Autoridad Palestina y la omisión de un sustituto claro subrayan la falta de una visión concreta para el futuro de la región.

Israel busca la libertad de atacar objetivos en Gaza pero evita la responsabilidad de gobernar o proporcionar servicios a la población. Esta estrategia sugiere una postura que apunta a mantener el control militar sin comprometerse con una solución política clara, mientras que la omisión de un plan a largo plazo refuerza la idea de que, para el Gobierno de Israel, el conflicto podría ser percibido como “permanente”.

Asimismo, Netanyahu muestra escasa apertura a una solución de dos Estados, proponiendo en cambio un modelo en el cual los palestinos se gobiernen en asuntos no relacionados con la seguridad. Y en lugar de buscar una solución directa con Palestina, el primer ministro israelí puso sus esfuerzos en tratar de normalizar las relaciones con sus vecinos árabes, evitando así la necesidad de abordar la paz de manera directa.

Redacción
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