En medio de tensiones crecientes, la operación militar de Israel para erradicar a Hamás ha llegado a una fase crítica, marcada por la toma del hospital de Shifa, el mayor complejo médico en Gaza. La estrategia israelí busca liberar a los rehenes tomados durante el ataque del 7 de octubre y desmantelar las operaciones de Hamás.

Durante las últimas tres semanas, más de 40,000 soldados israelíes rodearon la ciudad de Gaza, atacando a comandantes y búnkeres de Hamás, así como una red de túneles utilizada por la organización. La toma del hospital Shifa es vista como un paso crucial para presionar a Hamás a negociar la liberación de rehenes.

Controversias y desafíos

A pesar de la contundencia de las acciones, la efectividad de la estrategia israelí está en duda. Mientras los militares estadounidenses informan sobre la continuación de las operaciones en el norte, la falta de claridad sobre la ubicación de líderes de Hamás y la evacuación de civiles plantean interrogantes sobre la viabilidad de la estrategia.

Israel ha acusado a Hamás de usar civiles como escudos humanos y de situar instalaciones militares cerca de áreas pobladas. Shifa se presenta como un punto central en esta narrativa, aunque hasta ahora no se han presentado pruebas públicas de la existencia de un extenso laberinto de túneles bajo el hospital.

Presión internacional

Con más de 12,000 muertos, incluyendo civiles y combatientes, la presión internacional sobre Israel aumenta. La rapidez con la que se lanzaron las operaciones terrestres, según autoridades estadounidenses, contribuyó al elevado número de víctimas civiles. Además, la presión económica sobre Israel se intensifica con la movilización de reservistas militares y la necesidad de una acción rápida.

Aunque Israel afirma tener pruebas de la existencia de túneles bajo Shifa, la falta de presentación pública de estas pruebas y la lentitud en el avance militar plantean desafíos. El riesgo de enfrentarse a miembros de Hamás y trampas explosivas ha ralentizado la toma del hospital.

Críticas desde Estados Unidos

Expertos en defensa cuestionan la estrategia, destacando que el ataque a Shifa parece ser más una demostración de poder que parte de una estrategia clara. La incertidumbre sobre la seguridad de los rehenes y la presión internacional para demostrar la necesidad de atacar el hospital agrega complejidad al escenario.

El general Kenneth McKenzie, jefe retirado del Mando Central del ejército estadounidense, afirmó que el ejército israelí había logrado algunos de sus objetivos, como suprimir el lanzamiento de cohetes de Hamás contra Israel y reducir los riesgos para sus propias tropas. Más de 55 soldados israelíes han muerto en la operación terrestre, un indicio de que el ejército israelí se está moviendo con cautela sobre el terreno mientras los aviones de guerra y la artillería bombardean objetivos.

Pero McKenzie dijo que aún no estaba claro cuántos altos dirigentes de Hamás había matado el ejército israelí. Y hasta ahora, la decisión de Israel de reducir partes de Gaza a escombros y matar a más de 1.000 combatientes de Hamás no ha garantizado un acuerdo importante para liberar a los aproximadamente 240 rehenes, muchos de ellos en la vasta red de túneles.

“El tiempo no corre a favor de Israel, ni en el plano internacional ni en el nacional”, afirma McKenzie.

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Fuente: [The New York Times]

Redacción
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