Recientemente, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay decidió que pondría en observación al embajador en Argentina, Carlos Enciso, luego de que él mismo asegurara que habría un freno en las inversiones si la oposición ganara las próximas elecciones generales de 2024. La noticia le fue notificada por el propio canciller de la República, Francisco Bustillo, quien afirmó que no compartía estas declaraciones y pidiendo discreción y reserva.
Enciso había declarado en televisión abierta que no dudaba de que Uruguay perdiera inversiones “si cambia el signo político”, diciendo que él trabajaría para que eso no ocurra ya que “hay gente que se lo podría estar planteando”. Además, indicó que si bien “el que está no se va a ir de forma automática”, aquel inversor que quiera ingresar al mercado uruguayo puede verlo de otra forma en relación a las nuevas “reglas de juego”.
El embajador también había declarado que a los empresarios argentinos con negocios en Uruguay “les gusta mucho el presidente y el gobierno” y que “evidentemente hay una atención del empresariado y la sociedad, para ver cómo va a evolucionar nuestro país”. Asimismo, enfatizó en que hubo empresas que se fueron que no necesariamente eran argentinas, pero que “el argentino veía que mexicanas o brasileñas se estaban yendo por temas sindicales”, y que esto “no es el equilibrio normal que tiene que haber entre el capital y el trabajador”.
Aunque el diplomático puntualizó en que esta situación “hoy se equilibró y quedó firme”, aclaró que los empresarios argentinos “no se sienten incómodos con un gobierno frenteamplista”. Esto fue claramente denunciado por el Frente Amplio, quien pidió directamente la remoción del cargo a Enciso declarando que estos dichos eran graves y violaban las normas diplomáticas, ya que se tratan de opiniones político-partidarias. Por lo pronto, el canciller Bustillo advirtió sobre posibles expresiones similares en el futuro.
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