La Cumbre del Clima, mejor conocida como COP27, tendrá su nueva edición, correspondiente al año 2022, del 6 al 18 de noviembre en la ciudad Sharm el-Sheij, Egipto. El marco de esta Cumbre estará atravesado por dos cuestiones fundamentales: por un lado, aumentar la ambición respecto a la emisión de contaminación de los países ricos y más industrializados, y por otro, elevar la financiación destinada a los países menos desarrollados e industriales, que son quienes sufren aún más las consecuencias del calentamiento global.
La intención por parte de Naciones Unidas, la élite científica internacional y la presidencia de la Cumbre Climática, es la de poner el foco en abordar esta reunión como la Cumbre del Clima de la lucha contra las desigualdades, enfatizando en la necesidad urgente de pasar del discurso a la acción y aprobar mecanismos de financiación que permitan que los países en desarrollo, aquellos más vulnerables a la crisis climática, puedan adaptar sus economías al calentamiento acelerado que atraviesa el planeta.
En este sentido, en el discurso de apertura, apertura el presidente de la COP27, Sameh Soukry, insistió en la necesidad de que esta Cumbre Climática llevada a cabo en Egipto, logre ser el encuentro en el cual los países ricos asumen compromisos financieros con los países en desarrollo.
Del mismo modo que recordó los 100.000 millones que se comprometieron a destinar en 2020 a dichos países, todavía no se materializó, por lo que esta sería una buena oportunidad para elevar la dotación económica ya que afirmó “no hay esfuerzos en financiación y lo que hay es por concepto de préstamos. Tenemos que cambiar las cosas, debemos escucharnos, atender las preocupaciones de otras partes y entenderlas. Debemos trabajar para forjar soluciones de consenso que demuestren que nos tomamos en serio no dejar a nadie atrás”.
Falta un mayor compromiso
En este contexto, el presidente del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), Houesung Lee, también afirmó que “acelerar la cooperación financiera internacional es determinante para lograr una transición justa”, ya que “con las políticas actuales, no vamos a poder limitar el calentamiento global a los 1,5ºC” respecto a los niveles preindustriales”.
En lo que refiere a los compromisos asumidos por los países parte de la COP, particularmente entre aquellos mayormente desarrollados e industrializados, junto con los asuntos de financiación y de transición ecológica justa, serán el segundo punto importante que atravesará la Cumbre Climática.
Se ha dejado entrever, durante esta primera sesión plenaria, que se exigirá a los países elevar la ambición en lo que refiere a emisión y temperatura del planeta.Ya que el secretario general de la UNFCCC ha recordado que hay 164 países que “han acudido a la cumbre sin hacer los deberes”, es decir, “sin actualizar sus Compromisos Nacionales Determinados (NDCs), el documento político donde cada país plasma de manera vinculante los objetivos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero”.
Indicadores climáticos en rojo
Por otra parte, Sameh Soukry, apeló nuevamente al pedido a las delegaciones de “aumentar la ambición” en cuanto a los compromisos climáticos, para estar a la altura de los objetivos que se acordaron en París en 2016, entre los cuales, mantener la subida de temperaturas del planeta por debajo de los 1,5ºC es el de carácter más urgente.
Pero sin embargo, y como un punto no menor a considerar durante el desarrollo de la Cumbre estas semanas, es que a partir de los objetivos que cada país presentó, se reveló una brecha entre lo político y científico. ¿Por qué? porque según los datos de Naciones Unidas, con las políticas actuales que establecen los países, la temperatura del planeta subiría más de 2,5ºC, por lo que se requiere recortar las emisiones de efecto invernadero más de un 40% de aquí a finales de década para no alcanzar el punto de no retorno. Y tal esfuerzo encuentra resistencia por parte de los principales países contaminantes.
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