Rusia dijo el martes que algunas unidades que participan en ejercicios militares comenzarán a regresar a sus bases, añadiendo a los destellos de esperanza de que el Kremlin podría no estar planeando invadir Ucrania de forma inminente, aunque no dio detalles sobre la retirada.

El anuncio se produjo un día después de que el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia indicara que el país estaba dispuesto a seguir hablando de los agravios en materia de seguridad que condujeron a la crisis ucraniana, cambiando el tenor tras semanas de crecientes tensiones. Sin embargo, los funcionarios occidentales siguieron advirtiendo que una invasión podría llegar en cualquier momento y dijeron que algunas fuerzas y equipos militares se estaban moviendo hacia la frontera, enturbiando el panorama.

No quedó claro de inmediato dónde se desplegaron exactamente las tropas que, según el Ministerio de Defensa ruso, se retiraban o cuántas se iban, lo que dificulta la comprensión de su significado. El anuncio hizo subir los mercados mundiales y el rublo, pero los dirigentes ucranianos expresaron su escepticismo.

“Rusia hace constantemente diversas declaraciones”, dijo el ministro ucraniano de Asuntos Exteriores, Dmytro Kuleba. “Por eso tenemos la regla: No creeremos cuando oigamos, creeremos cuando veamos. Cuando veamos que las tropas se retiran, creeremos en la desescalada”.

Los nuevos destellos de esperanza acompañaron a una ráfaga de diplomacia. El Canciller alemán Olaf Scholz tenía previsto reunirse con el Presidente ruso Vladimir Putin en Moscú, un día después de sentarse con el líder ucraniano en Kiev. El ministro de Asuntos Exteriores de Polonia, Zbigniew Rau, uno de los críticos europeos más estridentes de Rusia, también estuvo en Moscú el martes para reunirse con Lavrov, mientras que el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania recibió a su homólogo italiano.

Los comentarios del ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, se produjeron en una reunión hecha para la televisión con Putin y parecían destinados a enviar un mensaje al mundo sobre la posición del líder ruso. El ministro de Asuntos Exteriores argumentó que Moscú debería mantener más conversaciones, a pesar de la negativa de Occidente a considerar las principales demandas de Rusia.

Las conversaciones “no pueden prolongarse indefinidamente, pero yo sugeriría continuarlas y ampliarlas en este momento”, dijo Lavrov, señalando que Washington ha ofrecido discutir los límites para el despliegue de misiles en Europa, las restricciones a las maniobras militares y otras medidas de fomento de la confianza.

Moscú quiere garantías de que la OTAN no permitirá el ingreso de Ucrania y otros países ex soviéticos como miembros. También quiere que la alianza detenga el despliegue de armas en Ucrania y retire sus fuerzas de Europa del Este.

Lavrov dijo que las posibilidades de conversaciones “están lejos de agotarse”.

Putin señaló que Occidente podría tratar de arrastrar a Rusia a “conversaciones interminables” y se preguntó si todavía hay posibilidades de llegar a un acuerdo. Lavrov respondió que su ministerio no permitiría que Estados Unidos y sus aliados pusieran trabas a las principales peticiones de Rusia.

Una posible vía de escape surgió esta semana: El embajador ucraniano en el Reino Unido, Vadym Prystaiko, apuntó a la posibilidad de que Ucrania abandonara su candidatura a la OTAN -objetivo inscrito en su constitución- si con ello evitaba la guerra con Rusia.

Más tarde, Prystaiko pareció retractarse de la idea, pero el hecho de que se planteara sugiere que se está discutiendo a puerta cerrada.

Incluso en medio de las señales esperanzadoras, Estados Unidos y los países europeos mantuvieron sus advertencias.

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Redacción
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