Desde Francia fueron acusados cuatro ejecutivos de dos empresas francesas dedicadas a la cibervigilancia por el motivo de vender tecnologías a los regímenes de Libia y Egipto, lo que los convirtió en “cómplices en la tortura”.
La Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) acusó al exjefe de AMESYS, Philippe Vannier, la semana pasada, inicialmente por estos motivos. Se cree que entre 2007 y 2011 la compañía firmó un contrato con Gaddafi, líder libio, para proporcionar al país de tecnologías de vigilancia. Sin embargo, las mismas no fueron utilizadas con fines positivos sino con la intención de reprimir a la oposición y cometer abusos contra los derechos humanos.
Fue así como la FIDH abrió una investigación contra los ejecutivos de la empresa, luego de que Wall Street Journal lo informara. En base a esta investigación, seis personas dijeron ser víctimas de esta tecnología de espionaje, y fueron unidas como demandantes. El interrogatorio de las mismas fue llevado a cabo por jueces franceses.
Además de AMESYS, el director de Nexa Technologies, Oliver Bohbot, fue acusado junto a dos ejecutivos más por el mismo motivo: complicidad en actos de tortura y desapariciones forzadas. Esta compañía está acusada también de vender a un régimen autoritario tecnologías que luego se utilizaron con otros fines. En este caso, Nexa vendió a Al-Sisi una versión actualizada del software Cerebro, que permite rastrear mensajes y llamadas en tiempo real.